El docente como formador de ciudadanía

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El docente como formador de ciudadanía

Jueves, 16 Mayo 2019 00:06 Escrito por 
El docente como formador de ciudadanía Prosperidad Política

Con voz enérgica me dijo la directora de primaria, la profesora Sara Sánchez Garza, haciendo un llamado de atención por alguna travesura cometida: “¡Jesús! México necesita hombres de bien, hombres de trabajo, compórtate a la altura”, palabras que al día de hoy siguen siendo mi guía en el servicio público.

Este miércoles celebramos el día del maestro, reconocer la responsabilidad social que tienen como protagonistas de la formación de ciudadanos, es fortalecer su condición de liderazgo que les permite posicionar a la escuela como sujeto clave para el desarrollo educativo, social y político. Para darnos una idea numérica de lo que representa la labor docente en el Estado de México, basta con saber que un total de 246,408 profesores tienen injerencia directa en la educación de 4,643,831 alumnos, es decir, cerca de una tercera parte de la población mexiquense.

De aquí que en la función del profesor sea fundamental la enseñanza de los valores universales encaminados a la cohesión del tejido social; con un compromiso ético que enaltezca la justicia, el respeto, la pluralidad y la tolerancia, como preceptos básicos para el desarrollo democrático de la nación.

Son los maestros quienes conducen el aprendizaje como factor del progreso colectivo; ese que conlleva a construir el bienestar social del país. Tanto la educación como el desarrollo político, son procesos en continua evolución, complementarios entre sí y destinados a brindar las herramientas que ayuden al ciudadano a mejorar sus condiciones de vida, de lo individual a lo social.

John Dewey sostenía que “la misión de la escuela y del sistema educativo no es otra que la formación del pensamiento reflexivo de los alumnos para asegurar su participación activa, creativa y responsable como ciudadanos que actúan inteligentemente en la solución de los problemas individuales y sociales”. Asimismo, Jacques Delors argumentaba que uno de los pilares de la educación es que la persona “aprenda a ser”, desarrollando un pensamiento autónomo y crítico, consciente de su función como sujeto social, donde las acciones tienen consecuencias; de ahí la importancia de tener un juicio propio para cada circunstancia de la vida.

Es así como el docente se convierte en un sujeto político, frente a la tarea de fomentar el pensamiento crítico, libre, justo, inclusivo, democrático e igualitario. La educación, entonces, es un acto político de creación, transferencia y fomento del conocimiento. El profesor es constructor del raciocinio individual y social, que permite a los alumnos instruirse en la práctica efectiva del diálogo, de la participación social activa, del pensamiento constructivo. Cada aula debe ser un espacio neutral en el cual converjan en armonía las diferentes realidades y perspectivas; donde la tolerancia y el respeto a nuestras diferencias sean factores para la construcción de ciudadanía.

Es a través de la formación de individuos inteligentes, solidarios, tolerantes, justos, críticos y capaces de ejercer responsablemente su rol como ciudadanos, como lograremos cumplir con el objetivo fundamental de trasformar positivamente nuestro entorno y dignificar los niveles de bienestar de la población. La educación y el desarrollo político deben ser vistos como procesos indisociables para la construcción de una vida ética, de sociabilización e impulsores de la cultura política institucional.

Cuando mi directora de primaria dijo que debía ser un hombre de bien y de trabajo, se refería a que debía estar a la altura de las exigencias que demanda México, ser consciente de mi papel como individuo social y como transformador de la vida democrática. Con respeto, admiración y afecto felicito a los maestros en su día ¡enhorabuena!

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Jesús Izquierdo Rojas

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