Quizá tu vida inspire a alguien más a no rendirse…

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Quizá tu vida inspire a alguien más a no rendirse…

Martes, 12 Mayo 2020 00:08 Escrito por 
Quizá tu vida inspire a alguien más a no rendirse… Voz de Mujer

Este 10 de mayo fue diferente, sin fiestas, festivales escolares, reuniones y regalos comprados; pero esta cuarentena nos manda un resguardo en casa donde la convivencia es mayor y las pláticas son sin límite de tiempo.

Muchas veces los hijos nos piden que les contemos anécdotas de su infancia, de su nacimiento o hasta la historia con su papá y saben qué?

Este es el momento, momento para compartir con nuestros hijos su historia de vida, quizá un día nuestra menoría de mamá lo olvide o no podamos seguir contando esas anécdotas; platica con tus hijos, ellos el día de mañana la recordarán y la platicarán también o será su motivo para no rendirse.

Muchas historias duelen aún, otras palpitan en la memoria del corazón, otras te inspiran, porque ser mamá realmente no es nada fácil, desde esos cambios tremendos en nuestro estado emocional, nos volvemos sensibles, irritables, cambiamos de estado de humor en un santiamén.

Además de que nuestro cuerpo inicia su transformación, desde los vómitos, mareos, desmayos, falta de apetito, exceso de apetito, antojos ricos hasta los nada apetecibles, claro, nada apetecibles para una persona que no está embarazada. Yo aún como frijoles con plátano, de ese calibre algunos antojos y recuerdo que odiaba el olor a tortilla y el agua simple.

Los físicos, todo aumenta de volumen, te fatigas más y el vientre se infla cada mes estriando tu piel y botando tu ombligo.

Pero mi historia, inició desde el día que me enteré que sería mamá, creo que me hice cuatro pruebas de farmacia y una en laboratorio, no existía falla, pero a temprana edad la falla era para mí, y más estando soltera, lo que dirían en casa, el futuro papá, la escuela, el dinero; uff era una noticia que sacudía mi vida, pensé mil cosas, porque además salía de una fuerte infección estomacal por la cual tomé medicamentos fuertes, y la pregunta, como el temor, era saber si afectarían al bebé. Todo se juntó, el malestar producto del embarazo y el ánimo hasta el suelo.

En mi primer chequeo médico, todo cambio, escuché y vi el corazón latir de mi bebé que crecía dentro de mí, me emocioné hasta las lágrimas y sabía que tenía que aguantar, que sola tendría que poder, con o sin apoyo, que podía trabajar y estudiar.

Ese día, le pedí con todas mis fuerzas a Dios que me ayudara, que me diera la fortaleza para no desistir y no escuchar los malos señalamientos.

Todo estaba perfecto, en el trabajo un gran apoyo, la escuela en línea, y mi pequeño bebé crecía, crecía y crecía, juntos llegamos a los 80 kilos, había subido 20, pero en mis matemáticas decía que mi placenta seguro que era muy grande y pesada, el líquido del bebé abundante y que mi primogénito sería un bebé regordete – y lo fue pero de 3 kilos 610- y que cuando naciera quedaría tablas, o sea, que quedaría en el peso previo al embarazo.

El médico me decía que sí comiera de todo pero con medida, pero había una voz interna que me decía, “ya estas gordita aprovecha, ahorita, es cuando”, chocolates, chilito en polvo, frijoles con plátano, y cerveza, mis máximos delirios.

No se espanten sólo llegué a los 80 kilos, subí 20, ya faltaban 25 días para la llegada de mi bebé. En el trabajo mi jefe me reiteraba que ya me fuera a descansar para esperar la llegada de mi bebé, pero yo quería aguantar lo más posible para pasar más tiempo después ya con el bebé en casa.

Ese día, viernes 28 de enero del 2000, salí de Radio Acir en Toluca, a las 16:00 hrs y en la esquina estaba la tienda de Don Beto, quien vendía una ricas tortas, pase por un par y un jugo de naranja pues tenía consulta 18:30 y habría que aguantar hasta llegar a casa,- yo justificando mi tremendo apetito- al llegar al médico notaron que bajaba la frecuencia cardiaca del bebé, y mi pulso también, me tenían que operar, hacer una cesárea urgente, pero, con todo lo comido la anestesia sería un tremendo problema pues te causa vómito, ahí aprendí lo importante que es el ayuno previo a una operación.

A las 19:03 me convertí en mamá, cuando escuché a mi bebé llorar y cuando lo acercaron para que lo besará todo dolor, angustias, y sinsabores habrían valido la pena.

Me llené de esperanza e ilusiones, y pues miedo de saber si podría ser una buena mamá. Poco tiempo después en cuanto se me pasó la anestesia tenía a mi lado a mi pequeño que me miraba con sus ojos negros sin parar, su cabello negro y aun mojado, sus labios rojos y un lunar en la frente.

Lo mire toda la noche, hasta que sus primeros llantos se escuchaban a todo pulmón pues ya tenía hambre, bendita lactancia que fortalece a los bebés y crea grandes defensas, además de que nos ayuda a bajar de peso. Pero lo de la lactancia no es fácil, se te irrita el pecho, te duele, te llenas de leche y hasta temperatura te da, y bebé no da tregua, cada dos horas quería comer.

Hoy ese bebé ya tiene 20 años, pero sigo recordando ese día tan especial cuando me convertí en mamá por primera vez. Con el aprendí muchas cosas básicas desde un exitoso cambio de pañal sin batirte, hasta saber distinguir entre un sueño profundo con un desmayo, casi preámbulo de la muerte, y bautizarlo hasta tener un nombre definido, pues en las consultas médicas de cada semana los primeros tres meses de vida, cambio de nombre mínimo 4 veces.

Hoy como mamá sigo aprendiendo, porque quiero decirles que tuve dos bebes más, de mi primer hijo Fernando aprendo de su amor protector, de su caballerosidad, de su dedicación y que nunca se da por vencido.

De Majito, siempre desafiante, aprendo cada día de su gran madurez y fortaleza, no se engancha, suelta y vive, ella es nuestro centro.

De Toñito debo confesar que fue muy inesperada su llegada, pues aseguraba que se trataba de lombrices, pero no. Él puso de cabeza mi vida, siempre inquieto, haciendo complot con sus hermanos, con sus ocurrencias, pero siempre noble, tierno y justo.

Esta es mi historia, muchas historias más se han escrito y lo seguirán haciendo, de mujeres valientes y valiosas, que lucharon contra toda adversidad para defender su maternidad.

Compártenos tu historia de mamá, quizá tu vida pueda inspirar a alguien más, quizá tu vida inspire a alguien más a no rendirse…

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Lupita Escobar

Voz de mujer