El mes patrio ha llegado y con él las tradicionales decoraciones alusivas a la conmemoración de nuestra independencia. Observamos en las calles las luces tricolores que adornan los edificios públicos de nuestros municipios, los pendones que nos recuerdan a los héroes que nos dieron patria, nuestra bandera ondeando airosa en las plazas, los comercios y las viviendas. Como mexicanos este contexto amplía nuestro sentido de pertenencia y con orgullo construimos esta gran nación.
La patria es la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
Nuestro patriotismo es amor y devoción por nuestra tierra natal, es un sentimiento que fluye desde la individualidad y que se refuerza en lo colectivo, generando sinergias con personas que comparten nuestros valores para cumplir un pacto social que engrandezca a nuestro país.
Vale rememorar como prócer histórico a Vicente Guerrero, quien como líder insurgente a favor de la independencia se antepuso al bien común, aun cuando el Virrey Juan Ruiz de Apodaca le ofreció el indulto por su rendición a través de su padre, se negó a tal ofrecimiento pronunciando las siguientes palabras: “Compañeros, este viejo es mi padre. Ha venido a ofrecerme el indulto en nombre de los españoles. Siempre he respetado a mi padre, pero ¡la patria es primero!”.
Hoy, esta icónica frase tiene más sentido que nunca. ¿Qué sería de la patria sin sus ciudadanos? Hace sentido esta pregunta ante la nueva normalidad derivada de los problemas de salud que muchas familias mexicanas tienen frente al Covid-19. Esto nos ha llevado a incrementar nuestra responsabilidad social procurado el bien común, cumpliendo a cabalidad todas las recomendaciones preventivas de higiene que eviten la propagación del SARS-CoV-2: uso de cubrebocas, lavado constante de manos y sana distancia; cuidando todos de todos, dejando atrás el egoísmo, porque la patria es primero, nuestros compatriotas son primero, la salud es primero.
Es así que a lo largo y ancho del país las tradicionales fiestas patrias cambiarán su forma de ejecución, en la capital mexiquense, por ejemplo, la conmemoración del 210 aniversario de la Independencia de México se llevará a cabo sin concurrencia pública. Si bien habrá algunas ceremonias conmemorativas por parte de los Poderes del Estado, éstas se realizarán cuidando en todo momento las medidas preventivas de higiene.
Por lo que respecta a los festejos sociales, hagamos un esfuerzo por evitarlos, recordemos que estar en semáforo naranja representa una posibilidad más alta de regresar al semáforo rojo que de transitar hacia el verde. Procuremos el bien común, sumándonos a la prevención para evitar la propagación del virus y manifestemos nuestra solidaridad para aquellas familias que tienen a uno o varios integrantes luchando contra la enfermedad, para que el amor y devoción por su familia: ¡su patria!, tengan la capacidad de afrontar la adversidad. No bajemos la guardia y celebremos nuestro patriotismo ennobleciendo nuestros valores cívicos.
Ser patriotas va más allá de los festejos y de las reuniones para enaltecer con tequila el orgullo de ser mexicanos. El amor a la patria es la convicción de ser ciudadanos conscientes, propositivos y participativos que abonen al fortalecimiento de las instituciones y a la recuperación del tejido social. Ser patriotas es adoptar una ciudadanía activa y responsable, ser capaces de empatizar con el prójimo, de colaborar en aras del bienestar público y de actuar siempre bajo premisas de unidad.
La pandemia nos ha demostrado que nuestro país es grande, es fuerte, es solidario, es resiliente, y eso hay que ovacionarlo: ¡Que viva México!