La Oposición

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La Oposición

Martes, 22 Septiembre 2020 00:08 Escrito por 
La Oposición Trinchera ciudadana

Si de verdad es cierta aquella consigna que dicta “la política le tiene miedo al vacío”, resulta inexplicable como en México, desde el 2018, nadie ha llenado el hueco que dejó MORENA en la oposición. Mucha gente no se identifica con los resultados de la actual administración y, sin embargo, no hay una figura con las capacidades y el liderazgo para cohesionar a quienes no se sienten representados en el espectro político actual.

El desempeño de los partidos políticos que debieran contrapesar ha sido bastante mediocre, y privan a los mexicanos de alternativas capaces de generar un equilibrio político. Primordialmente se debe a la falta de interés por remodelar sus prácticas después de el claro rechazo de 2018. Los ciudadanos reprobaron dos décadas en las cuales PAN, PRI y PRD prometieron prosperidad a raíz de las modificaciones democráticas de 1997 y 2000. Al no haberse cumplido las expectativas que trajo la alternancia, más de la mitad votaron por un movimiento antisistema con una narrativa que prometía un cambio de régimen. El electorado confió en la propuesta de una transformación profunda y no votó a los partidos tradicionales.

Evidentemente, criticar la incapacidad de la oposición no es sinónimo de aprobación a la situación actual. Las cosas no han mejorado en estos dos años y es visible en el saldo actual al haberse estancado la economía desde el comienzo del sexenio, no haber controlado la inseguridad, no haber implementado un combate real a las principales desigualdades y ejecutar un cuestionable manejo de la pandemia que profundizó los costos sanitarios y la depresión. Pero el desarrollo de las políticas actuales y el impacto en la vida de los mexicanos se ha suscitado con toda complicidad de políticos opositores, quienes consideraron suficiente cambiar su narrativa y no sus formas a raíz de su declive en las elecciones de 2018. La administración federal actúa sin ningún balance por la falta de legitimidad de los demás partidos, pues han mantenido toda práctica que guio a la ciudadanía a reprobarlos, y únicamente modificaron un discurso que al no tener causa sincera o ideología es enfocado a un constante e insípido golpeo en el que pocos creen por no ser congruente con la opacidad que aún los caracteriza.

No han querido cambiar durante los últimos 24 meses; debieron hacer una reflexión profunda y una limpia de sus actores y maniobras más sucias para comenzar a acercarse genuinamente a la ciudadanía. En México, como en cualquier país del mundo, es necesario un equilibrio político en el que al menos una fuerza pueda contrapesar al poder. Si en este momento no se ha dado, por primera vez desde el 2000, es porque los dirigentes opositores han optado por mantener a sus peores figuras y acciones con un ligero cambio de narrativa en el que nadie cree. Y, por si fuera poco, la urgencia por volver a acumular poder esta llegando y empezará la inercia de conformar alianzas, como si fueran a resolver lo que debió haber cambiado con reformas internas y trabajo cercano a la gente. La historia ha mostrado que los frentes opositores tienden a fortalecer las posturas de quien gobierna pero, aparentemente, eso tampoco lo prevén las cabezas de los partidos al tener la urgencia de ganar a como de lugar.

México necesita contrapesos sanos para su democracia y, hoy por hoy, la oposición no entiende la situación política del país y es, sin lugar a duda, la más gris en las últimas dos décadas.

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Pedro Chuayffet

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