Desde el año 1940 la entrada oriente de Toluca se distingue por un interesante monumento en cuyo extremo superior ondea nuestra Bandera Nacional, de hecho, fue el primero en todo el país que se creó en su tipo, en el que se sintetiza el orgullo nacional de la capital de esta entidad que es “mexicana por patria y provincia”, como lo dice el himno del Estado de México.
El Monumento a la Bandera fue iniciativa del entonces gobernador mexiquense Wenceslao Labra, quien ordenó crear una estructura esculturalmente bella pero sobria, que iluminara el paso de quienes llegaran y salieran de Toluca, para que al verlo recordaran que este estado es síntesis de todo un país.
Esta estructura, diseño de Armodio del Valle Arizpe, en forma de faro tricolor, se convirtió entonces en la más grande de la ciudad, y, como lo pidió el gobernador Labra, “dio al estado luz y patria”, convirtiéndose en el primer monumento dedicado exprofeso a la Bandera del país.
En la obra escultórica las familias campesinas mexicanas que acompañan al Lábaro Patrio, creadas por las manos del artista plástico Luis Albarrán Pliego, se simbolizó el gran interés que se tenía por atraer al estado el desarrollo tecnológico, principal interés de la política de entonces: “la tecnología debe de estar al servicio del pueblo”, rezaba el eslogan del entonces Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho.
De acuerdo con una explicación del conjunto escultórico, “el monumento es también la sede de la necesidad de una madre, que sensible transmite a su hijo el orgullo y el respeto por su Patria, mientras frente a ella, reposa un águila que con actitud de pelea, denota la soberanía que ha obtenido nuestro país con un espíritu de combatividad en la coyuntura entre Hidalgo y Morelos”, estás últimas las avenidas que custodian al monumento.
El faro prismático con visión tecnológica dio al país el significado de un nuevo día, la conmemoración del símbolo que representa al mexicano, la conmemoración nacional del Día de la Bandera, pues fue precisamente gracias a la creación de ese monumento que se celebra el Día de la Bandera el 24 de Febrero, fecha en que se inauguró, del año 1940.
Sobre este interesante monumento que en el 2020 cumple 80 años, existe una anécdota muy interesante, sobre la cual la doctora Yolanda Sentíes Echeverría, en una colaboración para el diario El Sol de Toluca, relató que una vez que el monumento estuvo terminado, el gobierno de Wenceslao Labra organizó una gran ceremonia para inaugurarlo.
Se hizo la invitación formal al Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho para que viniera a Toluca a inaugurar el monumento, la cual aceptó, lo que no era muy frecuente en esos años.
Cuando se preparaba la ceremonia, se discutió sobre quién sería el orador principal, y entonces se consideró que tal distinción debía recaer en el poeta Horacio Zúñiga. El secretario particular del gobernador, Octavio Sentíes Gómez, fue el encargado de informar al poeta, autor del himno del Instituto Literario del Estado de México, que él sería quien hablaría a nombre del pueblo y el Gobierno del Estado de México en ocasión tan especial.
Sin embargo, al llegar a la casa del poeta Horacio Zúñiga, y una vez que cumplió la encomienda de invitarlo como orador, Zúñiga le respondió que no, porque guardaba luto a su madre recién fallecida. Sentíes Gómez tuvo que hacer uso de toda su habilidad, capacidad y talento político, y le pidió que aceptara y que colocarían el estrado de cara al Panteón General de Dolores, para que su madre, desde la tumba, pudiera escuchar su mensaje, lo que la llenaría de orgullo por su hijo, por su Estado y por su Patria. El poeta aceptó.
Cuentan las crónicas periodísticas de la época que el presidente Manuel Ávila Camacho quedó tan impresionado de la belleza, sobriedad y patriotismo que logró sintetizar el Monumento a la Bandera de Toluca, y también con el patriótico discurso del poeta Horacio Zúñiga, que al llegar al Palacio Nacional, en la Ciudad de México, el mandatario federal ordenó que a la entrada de cada una de las capitales de los estados del país se construyera un monumento en honor a la Bandera Nacional.
Espero que les guste este relato sobre un conjunto escultórico monumental al que quizá nos hemos acostumbrado tanto que a veces ya ni lo volteamos a ver y mucho menos lo admiramos en su justa dimensión cuando llegamos a Toluca por la entrada oriente.
Historia de Toluca:
Doña Carmen Romero Rubio de Díaz; (Toluca, año de 1886):
El señor D. Ernesto Mora, corresponsal del Diario del Hogar de la ciudad de Mexico y autor de la presente crónica que nos complace publicar el día de hoy y que, con seguridad, evocara a nuestros amables lectores recuerdos de las personas que participaron en las festividades de entonces (12 de octubre).
“Ayer, 15 de octubre, desde la cinco de la mañana, el ruido de los cohetones anunciaba a los vecinos de esta ciudad algo extraordinario; los instantáneos repiques a vuelo herían nuestros oídos y nos arrancaban a los que nos despertamos algunas horas después de la aurora, la más preciosa delicia del sueño de la mañana”.
A las 9 de la mañana el majestuoso templo del Carmen, vestido de lujo, recibía a las respetables y distinguidas damas señora Carmen Romero Rubio de Díaz y Javiera Pliego de Cortina, quienes habían aceptado bondadosamente ser madrinas de la inauguración de una mejora que se había hecho al famoso y referente Templo, en conmemoración de Santa Teresa de Jesús. Con este motivo, se organizó una fiesta solemne a la que concurrió lo más florido de la sociedad toluqueña. Una armoniosa orquesta dejaba oír sus melodiosos acordes desde el coro de la gran iglesia. Una vez terminada la ceremonia de la bendición de la mejora, dio principio la misa en la que llevo la palabra sagrada el señor Presbítero Escobar, quien con verdadera elocuencia se concretó a ser el panegirista (persona que hace un discurso oral o escrito en alabanza de alguien) de la mujer virtuosa, de la que sabe cumplir con los sagrados deberes de la religión, el hogar y la sociedad le impone. El templo se encontraba suntuosamente adornado sin que por esto perdiera la severidad de su arquitectura.
“Por la mañana fue la fiesta a lo divino; por la noche a lo humano”.
Debido a la galante invitación de que fuera honrado, disfrute el placer de asistir al té, que en obsequio de la distinguida esposa del primer mandatario del país y de la recomendable familia del señor secretario de Gobierno, daban en su elegante morada los finos y caballerosos señores D. Joaquín Cortina y hermano.
A las 8 de la noche, los esplendidos y lujosos salones del bien llamado palacio de la calle de la luz (hoy número 101 de la calle de Villada) iluminados profusamente se veían honrados por las virtuosas damas y apreciables caballeros que forman la crema y nata de la sociedad toluqueña. Desde la entrada de la casa se notaba no solo la animación consiguiente a fiesta tan excepcional, sino el buen gusto y sencillez con que se había procurado adornar el inmueble.
En el lujoso comedor se colocó una gran mesa de 12 a 13 metros de largo para 40 comensales; luciendo en el centro de ella un precioso portabouquets con platillos de cristal, semejante al que se veía en el centro de la mesa del corredor y que era de 34 comensales.
En la mesa principal estaba presidida por Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, a su derecha bajo la bandera mexicana, el Sr. Secretario de Gobernación, así mismo la muy distinguida dama doña Javiera Pliego de Cortina, el apreciable Sr. General Gerónimo Treviño quien acompañaba al señor ministro como visitante de la ciudad; la aristócrata Sra. Madrid de Estrada, el señor Lic. De la Hoz, Secretario de Gobierno, la apreciable señora Enriqueta Solares, siguiendo otras damas de lo más escogido de la sociedad de nuestra ciudad; a la izquierda de la virtuosa compañera del primer mandatario de la Republica estaban, bajo la bandera española, el estimable Joaquín Cortina (excelente anfitrión), la bella señorita Amada Díaz, el integro Sr. Lic. José Zubieta, Gobernador del Estado; la simpática Srita. Matilde Castello, el caballeroso señor Ignacio Mañón del Valle y otras personas más.
La mesa diagonal del corredor estaba honrada con las más escogidas flores de pensil toluqueño; sin entrar en detalles, diremos que así lucían sus encantadoras gracias, la angelical Pepita Albarrán, la simpática y fina Herlinda Barbabosa, las virtuosas Lupita y Chabela Castello, la graciosa Lupita Pichardo, la espiritual Carlota Castro, las amables y hermosas Mari y Trini Albarrán, María Andrade, las distinguidas Sras. Pliego de Albarrán, Soto de San Pedro, Zendejas de Calderón, Ruano de Suarez, Barrera de López, las respetables señoras Madrid viuda de Pliego, Vélez de Madrid, Estrada de Cortina Madrid de Pliego, María Sobrino, Conchita Hernández, Adelita Rodríguez Alas, Juanita Estrada, Concha Medina y Angelita Martínez de Castro.
Entre los caballeros anotamos los nombres de algunos de ellos como: señores doctores Antonio y Jesús Hernández, Lic. Alberto García, Benjamín Franco, Pedro Escudero, Andrés Molina, Antonio Pliego Pérez, Eugenio Zendejas, Felipe Albarrán; los señores; Henkel, Mañón, Ortube, Silva, Sobrino, Graff, San Román, Martínez de Castro, Estrada, Medina Garduño, etc.
La sala de recibir de la casa de la familia Cortina, elegantemente amueblada con ajuares rojos de rico raso, ostentaba dos finas consolas de madera con cubierta de mármol de carrara que sostenían dos grandes y aristocráticos espejos con lunas venecianas y hoja de oro. En el centro del cielo, una rica lámpara de 24 bujías inundaba de luz aquella estancia; el decorado de las paredes y del techo eran blanco y oro; en suma todo tenía el sello de la esplendidez y el buen gusto del rico banquero que posee tan amplia y hermosa casona.
En la fiesta organizada para dar fin con broche de oro a tan magno acontecimiento, el señor Ernesto Mora, anota lo siguiente:
“En aquella participaron después del Himno Nacional por la orquesta la señora Enriqueta Solares (Romanza), D. Miguel de los Cobos (poesía), D. Miguel de los Santos Rubio (discurso), Srita. Herlinda Barbabosa (piano), Lic. D. Luis Zepeda (poesía), Sra. Javiera Pliego de Cortina y D. Alejandro Greco (dúo del trovador), D. Juan de la Garza (poesía), Adela Rodríguez y Concepción Medina (fantasía a cuatro manos), Juan de Dios Peza (poesía), Sr. Benito Ortube (romanza), Srita. Concepción Portillo (fantasía) y (piano), María Sobrino (fantasía de marina), Srita. Ángela Martínez de Castro (Aria de Lucrecia Borgia), niña María García (canto), Lic. Luis Valdez (pieza ejecutada en la flauta) e Himno Español (por la orquesta)”.
A las es de la mañana, los lujosos salones ya estaban abandonados y todos los que tuvimos la honra de concurrir a esta fiesta, no solo salimos satisfechos sino que su recuento difícilmente se borrara de nuestra memoria…………. ¡