La segunda detención a figuras de gran relevancia en el combate al narcotráfico fue la del General Salvador Cienfuegos, Secretario de Defensa durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Recientemente había sido aprehendido, también en Estados Unidos, Genaro García Luna, Secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón. Ambos fueron figuras de vital importancia para los dos gobiernos que como estrategia implementaron la guerra comenzada por Calderón. El golpe va directamente a quienes articularon los esfuerzos para reducir el tráfico de drogas entre 2006 y 2018, evidenciando la complicidad entre altos funcionarios de seguridad y cárteles, permitiendo entre ver a los mexicanos como la corrupción, una vez más, es el gran problema por el cuál nuestro Estado está completamente incapacitado para solucionar las principales dolencias de la nación.
Ambas aprehensiones también generan dudas sobre el estado de la relación México – Estados Unidos. Hace semanas los presidentes Trump y López Obrador mostraron en la Casa Blanca una gran afinidad y, contrario a lo sucedido con Peña, el líder del ejecutivo norteamericano se ha mostrado menos agresivo en el trato de los temas correspondientes a la agenda bilateral. Sin embargo, a pocas semanas de la que parece será su derrota en las elecciones, su gobierno ha ejecutado esta acción con su conocimiento y, aparentemente, sin haber enterado a AMLO.
Evidentemente se han aterrizado golpes duros a las dos administraciones anteriores y su fallida estrategia de seguridad pública pero, en esta ocasión, también parece un golpe del gobierno estadounidense al mexicano. Quedará por ver el desarrollo de ambos juicios, el rol de este tema electoralmente y, en que medida, se involucra el próximo presidente estadounidense, al menos, en el debate público.
Sin embargo, lo que resulta desolador para todo el pueblo de México es saber que muchos de los altos mandos, encargados de combatir a grupos criminales y ver por la paz del país, se coludieron con uno u otro cartel para favorecerlos en esta terrible guerra que ha arrebatado cientos de miles de vidas. Es doloroso para nuestra nación conocer a través de estas aprehensiones el verdadero rol de quienes dirigían los esfuerzos gubernamentales por combatir el tráfico de drogas. Los mexicanos merecemos un país de paz, con condiciones para el desarrollo pleno, sin limitar nuestra libertad por nada ni por nadie. Es intolerable que, en el esfuerzo por recuperar la tranquilidad, quienes son responsables de conseguir el objetivo se corrompan y vean por sus intereses particulares y no por el bienestar social. Quien sirva a los mexicanos debe cuidar el interés de la mayoría y, de no ser así, recibir todo el peso de la ley por traicionar la confianza ciudadana.