Energías: entre “limpios”, muy sucios y cofradías flamígeras

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Energías: entre “limpios”, muy sucios y cofradías flamígeras

Domingo, 21 Febrero 2021 09:34 Escrito por 
Jesús Delgado Jesús Delgado Los sonámbulos

“Infelices” contradicciones: cada acontecimiento trágico para el país favorece más las intenciones del autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación antes que colocarlo contra las cuerdas, tal como querrían sus adversarios.

Así, el estribillo de “nos cayó como anillo al dedo” aplicado tras la pandemia que evidenció una profunda desigualdad y todas las carencias posibles en distintos rubros (salud, educación, tecnología, etc., etc., y etc.) bien puede aplicarse nuevamente, esto luego de la nevada en Texas, Estados Unidos, tormenta que provocó desabasto de gas en nuestro país y, con ello, los involuntarios “apagones” de energía eléctrica.

Este evento, no provocado por ninguna fuerza conspiranóica ni anti capitalista, exhibió el peligroso grado de dependencia energética del país con el vecino del Norte (70 por ciento), un preocupante nivel de indefensión.

Primordialmente, desnudó las consecuencias de la falta de soberana progenie a la hora de diseñar e impulsar “reformas estructurales”, como la energética, misma que fue votada a favor hasta por parte de algunos que hoy están en las filas de Morena (el episodio de los sobornos, Odebrecht y demás son una parte mínima de la lucrativa película).

“Normal”: son parte de esa célebre Cofradía del Pedo Flamígero (“Palinuro de México”, de Fernando del Paso) cuyos integrantes primero incendiaron praderas y hoy no se cansan de significarse por sus canónicas flatulencias desfallecientes, “desnutridas y subdesarrolladas”, las cuales se “desbalagan como fantasmas” (eso sí, entre lloriqueos por consultorías y contratos fallidos).

Son los mismos que al tiempo que enderezan mendaces discursos de renovada “fe verde” (por las energías limpias), exigen respeto al “estado de derecho” para que el libre mercado haga lo que mejor sabe hacer: depredar los recursos del país, en este caso los energéticos (por más sucios que sean), clamando porque vuelvan las Rondas y no se revisen ni cancelen contratos leoninos para explorar y explotar yacimientos.

Debe remarcarse: son los que machaconamente dicen estar a favor de las “energías limpias” pero favorecen la explotación de las energías sucias; son los que se encargaron de desmantelar la industria energética nacional (nunca crearon infraestructura para almacenar gas) y hoy buscan responsables de la trágica dependencia, la cual no sólo es de gas, sino también de gasolinas (pero critican también que se favorezca la construcción de refinerías).

Son los que deliberadamente optaron por llevar a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad (Pemex y CFE) a los linderos de la bancarrota para facilitar la venta al mejor postor (como se hizo con otros bienes en plena fiebre privatizadora), e insisten en “no desperdiciar recursos públicos en la chatarra que dejamos” frente a las inyecciones de recursos oficiales, remarcando la necesidad de impulsar proyectos privados.

No pasa, pues, un día en que se pronuncien contra los “monopolios” de Pemex y la CFE”, al tiempo que promueven la participación en el sector energético de firmas que pertenecen a otros “monopolios privados” (aquí lo sucio ya es de manchados).

En fin, si, según detractores de la “Cuarta Transformación” hasta en las filas neoliberales hubo opositores a la “reforma energética” porque advirtieron de la grave dependencia que ello generaría, ¿qué pasó?, ¿por qué dieron el paso como hicieron?

Fue claro que la “reforma estructural energética” no fue un asunto “técnico” sino ideológico (neoliberal) y hasta de “sobornos” (de grandes bolsas de billetes en unos casos y de depósitos millonarios en cuentas familiares).

Y es evidente que la postura de varios que un día se declaran partidarios de la “filosofía verde” y enseguida lo son de la “filosofía sucia” (o viceversa) no es ideológica sino convenenciera: puro lucro.

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Jesús Delgado

Los sonámbulos