Toluca,1930-1940; las calles que rodeaban a nuestros emblemáticos portales

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Toluca,1930-1940; las calles que rodeaban a nuestros emblemáticos portales

Domingo, 07 Marzo 2021 00:12 Escrito por 

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Avenida Libertad (hoy en día Avenida Hidalgo)

Entre los tostadores de café en esta década destacó mucho la que tuvo don Camilo Orozco, dueño de la Reina Ideal, establecimiento dedicado al tostado y molienda del café, ubicado en Libertad número 2, casi esquina con Rayón, famoso por sus cacahuates preparados en el tostador del café, posteriormente este negocio se trasladó a la esquina de Hidalgo con Pino Suárez; donde tiempo después puso la familia el negocio de aluminio. Con el transcurso del tiempo aparecieron en el mercado dos competidores más: el Café Gloria, del señor Álvarez, y el café Elvira de don José Montes de Oca a quien sucedió Emilio, del mismo apellido; el lema de este gran y conocido negocio era “Es gloria para usted y para una reina tomar café Elvira", con lo que se aludía a sus competidores.

Por otro lado, la imprenta El Libro Mayor, fundada en 1882, fue adquirida por el señor Francisco Inistra Vichis en 1902, estando instalada en Libertad y Aldama hasta el año de 1904; después se pasó al portal Constitución 4, donde se encontró en su tiempo el conocido restaurante El Rey de la conocida familia Martínez Colin (oriunda de Atlacomulco). De esta ubicación se reubicó nuevamente en avenida libertad número 15, con el teléfono número 25. Corría el año de 1933 cuando fallece el señor Inistra quedando su viuda doña María Reyes al frente del negocio hasta el año de 1941, cuando la imprenta es cerrada. En seguida en este local se instaló la conocida ferretería El Nivel, propiedad de don Carlos Zarza (padre de mis amigas Coco y Linda Zarza Brambila).

En este mismo inmueble se ubicó la taquería del Sol, del pintoresco Florentino Gutiérrez, así como la sucursal de la panadería de Dionisio Vendrell; también la cantina La Principal, propiedad de Miguel A. García.

 

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En la casa número 1, esquina con jardín Zaragoza, propiedad de la señora Condes de la Torre, mamá de Víctor Guadarrama, se ubicó una cantina llamada El Nevado. En el número 5 se encontraba el negocio de don Rafael Monroy. Enseguida se encontraba la farmacia del señor Roberto Guzmán con el número 7-F, así como el servicio de lubricación Alonso, de los señores José y Chato Alonso, hijos de un ferrocarrilero. Este taller fue uno de los primeros que utilizaron las rampas hidráulicas, que por cierto maravillaban a los niños de esta época. En el interior de esta casa funcionó un obrador de dulces de la señora Osorio de López, mamá del famoso Amador López (cura Hidalgo) quien en su momento se sabía la nomenclatura de las calles de Toluca, así como fechas de nacimientos de grandes personalidades de la misma ciudad, (una gran memoria).

En la esquina con Juárez, se encontraba el negocio de compra-venta de semillas de Andrés Salas Milanés.

En la acera norte se encontraban: la papelería La Flecha, de la señora Pliego de Hernández; el local de Huerta y Mirazo, distribuidora de neumáticos para automóviles y camiones, el señor Huerta se casó con doña Esperanza Pagola, tía de las señoritas Yola y Clara Jiménez Pagola, y el Hotel de Oro, en cuya planta baja estaba la papelería y sedería El Ancla, de la maestra Luz R. Bracamontes.

En la esquina con Juárez estuvo la miscelánea La Sevillana. Entre esta calle y Aldama, se encontraban la peletería La Queretana, la tienda de abarrotes de Trinidad Vilchis, la cantina Mi Oficina del señor Palacios y la dulcería Santa Julia, propiedad de doña Josefina Martínez, que expedía caramelos Larín, los cuales tenían envolturas coleccionables con litografías sobre diversos temas, de gran demanda entre los niños, quienes canjeaban entre si las estampas para llenar sus álbumes. En el mismo edificio funcionó la nevería El Zepelín, donde se daban cita parejas de novios de esa época.

Don Eduardo Hernández quien fue ferrocarrilero, en 1935 fundó la ferretería Eduardo Hernández, situada en Libertad número 21 y cuyo lema era “Todo para la casa y el taller”. Don Eduardo se casó con doña Lencha Carrillo y papás de las estimadas damas toluqueñas Yolanda (mamá de mi gran amiga Mayoly Sagues) y Lupita (qepd), quien se casó con don Ceferino Torre (español).

Este establecimiento se reubicó posteriormente a la casa número 9 de Independencia; colaborando con él, sus hermanos Jesús y Pepe, así como don Gustavo Bernal, quien después fue propietario de la famosa ferretería La Palama, ubicada en 5 de febrero y Nigromante. Don Eduardo fue dueño del rancho El Olimpo, localizado al norte de la actual Cervecería Cuauhtémoc, y su esposa fue propietaria de la conocida hacienda de Texcaltenco (hoy luce esplendorosamente el colegio Cumbres y el fraccionamiento La Foresta, en el barrio de San Gaspar, Metepec, México).

En la misma edificación de Libertad número 21, se instalaron las oficinas de la Compañía Hidroeléctrica del Río Lerma, de los señores Caraza; también se localizaba ahí el repertorio de música de Francisco Torres Herrera, papá de Pilar, Ángela, Carmela y Eulalio Torres Muro; en este establecimiento trabajaba en sus horas libres de estudiante Panchito Medina. También se encontraba la relojería La Violeta, propiedad del señor Ávila, Avilita, hermano de un famoso locutor de la NBC de Nueva York, su otro hermano era el contador del conocido don Chón Salgado, y casado con una hermana de don Manuel Nemer.

En el número 23 se estableció la tlapalería Everardo Mendoza y Cía, de la familia Mendoza Navarro, de la cual formaba parte don Alfonso, su hijo, distinguido magistrado y excelente catedrático (mi maestro de filosofía y letras en la preparatoria número uno Adolfo López Mateos) y Enrique, casado con Esthela Dosal Estrada; la mamá de Alfonso y Enrique; Emma, fue hermana de Rafael Navarro, notable jugador del equipo capitalino de futbol América, quien reforzó al Toluca en el juego contra Libertad de Costa Rica el 2 de noviembre de 1936.

En la casa con el número 25 se ubicaba el expendio de periódicos y revistas de don Serapio Muciño, así como también la famosa dulcería y pastelería El Sagrado Corazón, de María de Jesús Díaz, tía del contador Efraín Díaz Arizmendi, quien tenía su consultorio en los altos de este mismo negocio. Pepe Liho instaló su café El Asia en la casa número 27, lugar donde los estudiantes del Instituto Científico y Literario solían desayunar.

En el local de la planta baja de la casa número 29, propiedad de don Antero González, estuvieron ubicados sucesivamente, El Potro Negro, talabartería de don Prisciliano Hernández; el restaurante El Cantón, de la esposa de Pepe Liho, padres de Carmelita y Esperanza, y el Bazar Nacional del señor Kissel Valner.

 

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En la casa con número 31, propiedad de la familia Solalinde Ozuna (agradecido con esa hospitalidad, generosidad y cariño de mis tíos Emelia y Jesús Solalinde, por esos extraordinarios domingos en recibir, convivir y degustar los alimentos con mucho cariño, a la familia Ozuna; la gran cohesión familiar que provocó hasta la fecha estas virtudes; mis mejores recuerdos de esta casa marcada con el número 31), se encontraba la papelería, corsetería e imprenta del señor Moisés Plata y Cía, entre cuyos socios estaba Remedios L. Ocampo; la fachada de madera con molduras y entablerados.

Don Moisés Plata, tenía su casa en las calles de Salazar y Guerrero; padre del doctor Moisés Plata Becerril y de la profesora Matilde Plata. Esta familia, así como mi tía y padre, Evangelina y Juan de Dios Ozuna Pérez llevaron una amistad muy estrecha con don Adolfo López Mateos quien se casó con doña Eva Sámano Bishop. La maestra Matilde fue mamá de la conocida química Silvia Miranda Plata (maestra del que suscribe de química en la preparatoria), quien habría de distinguirse en la investigación y tratamiento contra el cáncer.

En el edificio con el número 33, se encontraba el Teatro Principal, que incluía el Hotel Gran Sociedad, billares regenteados por la señora Evangelina Zarate Albarrán de Mendoza, hermana del extinto gobernador Alfredo Zarate Albarrán; a la entrada del edificio se encontraba la bolería El Espejo, cuyo propietario pregonaba “grasa joven” en forma muy peculiar.

El edificio fue en su momento propiedad de la distinguida familia Rosenzweig. En la planta baja se encontraba el Bazar Alemán, de León Ruvizeusky, y la peluquería El Imperio, de Pánfilo Sánchez, quien la perdió en un juego de apuestas contra Anuar Curi, y este al tomar posesión se sentó ahí todo el día, y al observar al perdedor en la banqueta llorando inconsolablemente, Anuar finalmente compadecido y muy generosamente le dijo que era una lección que le daba para que nunca más comprometiera su patrimonio y le devolvió las llaves (gran anécdota de generosidad).

En este inmueble también se encontraba el establecimiento La Pluma de Oro, del señor José Arriaga Puente.

En esta calle (Libertad) esquina con Matamoros se ubicaba la ferretería La Victoria, de Rosendo Campuzano; en seguida, la conocida casa Gasca de don Agustín Gasca Mireles; cuyo establecimiento era notable porque estaba dividido en dos partes, una correspondía a la ferretería, y la otra a los abarrotes, separados por un corredor o pasillo central en el cual por una vía dacaville, allí instalada, corrían vagonetas empujadas a mano para el transporte de la mercancía, a semejanza de las minas. (Tengo muy presente el recuerdo de esa imagen). Los anaqueles de la ferretería, toda una gran obra de ebanistería, a base de cajones muy bien dispuestos teniendo todo en orden, a manera de jaladera de cada cajón aparecía una muestra del artículo que contenía. Por algún tiempo este establecimiento fue distribuidora de la fundidora de fierro y acero de Monterrey, de la cervecería Moctezuma y de cementos Tolteca.

En el tramo de Galeana a Bravo, durante la epoca reseñada estuvieron los siguientes negocios: la joyería, relojería y paragüería La Española, de Manuel Blanco; la farmacia La Nueva Purísima, del señor Guzmán; la panadería La Libertad de la familia Vendrell, y la nevería Los Alpes, de don Antonio Caballero, atendida por su esposa, la señora Soledad Pichardo tía del extinto exgobernador Ignacio Pichardo Pagaza. En la esquina con Bravo se ubicaba la nevería La Élite (quién no recuerda esos hot dogs que vendían ahí mismo ya en la década 70´s), que en su interior y por medio de un mural que mostraba una alberca con bañistas anunciaba los baños Independencia.

En el tramo comprendido entre Bravo y Villada estaban la panadería La Moderna, de Dionisio Vendrell; la tienda La Imperial de Esthela Estrada de Dosal, y enseguida la farmacia Hidalgo, cuyo responsable era el químico Enrique Iglesias.

Con su fachada de madera, destacaba la botica del Rincón, que efectivamente se encontraba en el rincón que se formaba sobre Libertad al estrecharse en su prolongación hacia el poniente; su propietario era el señor Tomás Hernández, esposo de doña Amparito Orozco, padres del doctor Víctor Hernández.

En la misma acera se instaló la papelería Agencia Mexicana, de don Paco de Mora. Ya en el tramo anterior a la famosa Alameda estuvo el cajón de ropa La Carolina, del señor Casanova, casado con la hija de don Servando Mier, y padre de la profesora Rosa María Casanova, catedrática del ICLA.

¡¡Continuará………!!

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Gerardo R. Ozuna

Toluca: Rescatando identidad