Peligrosamente se ha emprendido una persecución en contra de un ciudadano que ejerce el periodismo como actividad profesional desde hace muchos años. El malestar de quien debería velar por garantizar la libertad de su trabajo, y respeto irrestricto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es quien hoy la transgrede. Lo anterior, es el resultado de los reportajes puntuales que se han presentado en la plataforma Latinus que dirige Carlos Loret de Mola.
La Constitución Política, sobre la cual Andrés López Obrador, al momento de tomar protesta juró desempeñar leal y patrióticamente el encargo de presidente, bajo las condiciones del texto: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen… dice en su primera parte, y finaliza con: “…mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”. Las cuales, más bien, parece que le estorban.
Sin embargo, pretende el titular del ejecutivo federal, con todo el poder del Estado, intimidar, no a Carlos Loret, sino a todo aquél que se atreva a sacar a la luz pública algún hecho, información o investigación que lo involucre a él, a cualquier miembro de su familia, o de sus cercanos, que no les favorezca, alegando que se está en contra de una transformación que se ha inventado desde que asumió el cargo.
Por otro lado, todo servidor público, eso sí, debe estar bajo el escrutinio de la sociedad, por su trabajo o sus actividades, porque se le paga con los recursos que debe administrar el gobierno, que encuentran su origen en los impuestos que aportan los ciudadanos a través de diferentes mecanismos.
Las investigaciones que han sido presentadas por el incómodo personaje para el mandatario, y que han realizado connotados periodistas, deberían combatirse con pruebas, con argumentos sólidos, en el caso de no ser ciertas; para desmentirlas. Al contrario de ello, decide irse con toda la fuerza que ejerce contra el informador, en una batalla bastante desigual. La libertad de expresión y de prensa es lo que verdaderamente molesta al oriundo de Macuspana, sin embargo, esa libertad se encuentra garantizada en la Constitución, la misma que juró guardar y hacer guardar. Debería ser su principal defensor
Una de las obligaciones de la autoridad, es la de explicar de todo aquello que quiera conocer el ciudadano común. Como servidor público, es importante hacerlo con transparencia, como actividad elemental. La que no se descubre cuando existe infinidad de información reservada con base al mecanismo de seguridad nacional.
No obstante, en aras de una supuesta ideología, se limita esa información a los ciudadanos, a quienes se les exige, por otro lado, abandonar cualquier intento de progreso personal, porque en caso de dejarse llevar por el impulso de obtener una mejor vida, entrarían en los conceptos de conservadores, corruptos, clasistas, racistas. Expresiones utilizadas todo el tiempo para mantener bajo control a los gobernados, debiendo tomarla como una filosofía de vida, abandonando lo que naturalmente impulsa al ser humano, la necesidad de aspirar a algo mejor.
Nadie puede ser obligado aceptar una ideología cualquiera, y nadie, tampoco, puede apoderarse de la forma de pensar de un pueblo; las diferencias de zonas y extractos sociales han existido desde el origen mismo de la civilización, el gobierno debería generar certidumbre para todos garantizando la convivencia social.
Pero desde el inicio de este sexenio, el mandatario se ha empeñado en enfrentar al pueblo, obligando a dejar en el abandono la sana convivencia de la que estaba acostumbrado, que hasta antes de su llegada, había dado muestras de solidaridad en momentos trágicos.
López se siente afectado, en razón de las investigaciones que ha publicado Loret, contra toda lógica hace alusión a su posición como ciudadano, que al igual que su reclamo al derecho de réplica, que ya no le es suficiente, están en un contrasentido formal y material de la ley. ¿Por qué lo hace? Porque se ha visto rebasado en un tema sensible, su autoridad moral que tanto ha presumido.
López sabe que esa condición ahora mismo se encuentra en un agudo problema, porque no es la vida que pide para los mexicanos, la misma que lleva su familia, eso le ha restado esa autoridad que ha enarbolado por años, pero no es culpa de Loret o de sus adversarios.
Loret, Krauze, o cualquiera que lo incomoden que no sean servidores públicos, que deben, eso sí, cumplir con sus obligaciones fiscales, de ahí en fuera, no es el presidente el que puede exigir “como ciudadano” se haga una investigación, representa a la máxima autoridad del país. Existen instituciones, que aunque han sido invadidas en los últimos tres años, las leyes determinan su existencia y dicen hasta donde se permita por ley, dar a conocer esa información.
¿Por qué no se les pide lo mismo a personas como Carlos Slim, o Ricardo Salinas Pliego? Estarían en las mismas condiciones.
El problema es, que trátese de quien se trate, la determinación del presidente de irse con todo contra Loret, ha abierto una peligrosa puerta, en la que se expone deliberadamente la seguridad de todos, nadie puede presumir que se encuentra a salvo, porque aún incondicionales, y gente de su principal círculo, han tenido que soportar la ira de López cuando hacen o dicen algo que no aprueba.
Nos encontramos en un momento de inflexión de la gobernanza del país, mientras tanto la delincuencia se ha apoderado de grandes zonas del territorio nacional, que se pelean entre bandas todos los días, con masacres que han dejado de ser nota periodística.
Para el presidente, el medio que no esté de acuerdo con él o que evidencie los errores, peor, las sospechas de corrupción de sus más cercanos o de su familia, es enemigo de México.
No, no puede serlo, el periodismo crítico ha existido desde siempre, criticar es la esencia de su naturaleza; la autoridad no puede condicionar, de ninguna manera, esa libertad consagrada en la Constitución.
Pretender colocar al pueblo, como escudo para intentar autorizarse hacer lo que sea para silenciar esa prensa incómoda, es dar otro paso más al autoritarismo.
La visión de López se sintetiza única y exclusivamente en su persona. Fuera de su pensamiento y de su forma de ver las cosas, no debería existir para él. La imagen impoluta de López está dañada, ¿hasta dónde llegará contra Loret?