El próximo fin de semana se llevará acabo lo que a todas luces se perfila como una simulación más, de las muchas que ha acumulado esta administración, es inclusive un instrumento ciudadano que no puede implementarse en este sexenio (art. 14 constitucional), un distractor bastante caro pagado con nuestros impuestos, $3,830 MDP con los que se terminaría el desabasto de medicamentos para niños con cáncer, se restablecen estancias infantiles y escuelas de tiempo completo, la lista de prioridades es interminable en medio de una pandemia para lo cual este recurso pudiera tener un destino más sensato y eficaz, la consulta es una herramienta para intentar mantener la popularidad del Presidente en el segundo trienio de su mandato, que dicho sea de paso gracias a la democracia fue elegido para gobernar por 6 años. Ante el complicado panorama en materia de salud, economía, seguridad y empleo, ¿es esto una prioridad?.
¿Por qué lo mejor es hacerle vacío y no caer en la trampa? Cito lo dicho por Fernando Vázquez Rigada: “se trata de un ejercicio pervertido. La revocación de mandato se activó por los seguidores de López Obrador a través del desvío de recursos públicos”.
Es claro que pretenden probar la eficiencia y lealtad de los simpatizantes de Morena y la fidelidad de sus beneficiarios en los programas sociales con vistas a una prueba de campo de las elecciones venideras y finalmente usar su resultado que obviamente será favorable con toda la maquinaria que tienen para lograrlo.
“Hay una gran preocupación ciudadana para defender al INE. Salir a votar el 10 de abril no lo salvará. Al contrario: aumentará el valor simbólico de la votación y le dará la fuerza suficiente al presidente para atacarlo de frente”. Independientemente del resultado analicemos algo: ¿cuándo han aceptado una derrota?, la reforma electoral para debilitar al instituto nacional electoral, la tienen lista hace meses.
Lo mejor es ignorar la provocación de tal suerte que toda abstención se vea proyectada como una indiferencia y oposición al ejercicio, dejando claro que las y los mexicanos tenemos necesidades más sentidas, ya que lo que se busca es precisamente que alguien se suba al ring para entonces justificar su triunfo, si nadie lo hace se queda solo, en su montado espectáculo al descubierto. El desaire, indiferencia, la exhibición del derroche es el camino
En ocasiones, en política la victoria se da sin ir a las urnas. Que haya un desaire notable en la mayoría del país será una derrota mayúscula. Para que la revocación sea vinculante, requiere el 40% de participación o 37.5 millones de votos. Es imposible lograrla sin las oposiciones. Y ahí la clave: salir a votar implica aumentar ese índice de participación y hacer obligatorio el resultado. Esto puede ser la antesala para transformar el ejercicio de ratificación a extensión de mandato.
Urge despertar, unir fuerzas y conciencias para enfrentar con inteligencia y solidaridad ciudadana a quienes a costa de la necesidad solo quieren alimentar su egocentrismo.
La salvación de México es responsabilidad de todas y todos.
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