Las decisiones ineficientes e improvisadas suelen tener malos resultados, pero esta combinación se torna catastrófica cuando hablamos de salud. En 2019 se presentó una iniciativa que marcaba la desaparición del Seguro Popular, el cual brindaba cobertura a 5.2 millones de mexicanas y mexicanos en 2004 a atender alrededor de 52 millones antes de su desaparición, cuando se anunció la migración al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que dicho en palabras de quienes lo propusieron, nos pondría en un nivel de atención médica equiparable con el de Dinamarca.
Hagamos referencia al pasado que tanto les incomoda, el Seguro Popular contaba con 100 mil millones de pesos al transformarse en el ineficiente INSABI, de inmediato recortaron 40 mil millones, de los 60 mil que quedaban, en plena crisis, se eliminaron otros 33 mil millones de pesos es decir una reducción del 73%. Dicho fondo era fundamental para atender más de 60 enfermedades en las unidades médicas de alta especialidad, las cuales generan altísimos gastos, mismos que en poco tiempo pueden acabar con el patrimonio de las familias
¿Como explicarles a los familiares de pacientes con cáncer cervicouterino, cáncer de mama, cáncer infantil, a las madres de los más de 200 mil bebés prematuros que nacen al año? que ya no se cuentan con recursos para atenderlos pues la prioridad es financiar el gasto corriente del gobierno.
A la fecha no hay claridad del destino de los millonarios recursos y nos seguimos preguntando ¿por qué no han sido aplicados para hacer frente al desabasto de medicamentos? Derivado de una irresponsable eliminación del sistema de compras
Si bien es cierto que, el Seguro Popular, era perfectible, los datos reflejan que el cambio realizado por la actual administración no ha cumplido con los mínimos requerimientos y estamos muy lejos de un sistema de salud accesible y por supuesto de calidad, situación que quedó de manifiesto durante la peor crisis de salud que hemos atravesado con el COVID-19.
No hay estrategia, claridad, sensatez y mucho menos sensibilidad, para garantizar un derecho fundamental, consagrado en el artículo 4° de nuestra constitución: el derecho a la salud.
Los datos son claros y alarmantes hoy existen 38 millones de mexicanos sin servicios de salud, 15 millones más que en 2018, de 97,148 consultas que brindaba el Seguro Popular en 2014 para 2021 el número disminuyó hasta los 22,551, se pasó de 2.9 millones de recetas no surtidas a 24 millones y para ocultar la pésima planeación y los lamentables resultados, se pretende engañar a la población, una vez más, con el anuncio de la contratación de 500 médicos cubanos, no son médicos lo que hace falta, son insumos, equipamiento y medicamentos, urgen acciones claras y concretas, basta de lavarse las manos y repartir culpas al pasado, la negligencia y necedad están costando vidas.
Un ser humano sano, tiene cientos de sueños, una persona enferma tiene solo uno: SALVAR SU VIDA.
