La gobernadora ha dado los primeros pasos en su diseño de políticas públicas. El reto es enorme, ¿cómo se pretende movilizar a todas las personas servidoras públicas para dar sustancia a objetivos planteados por la titular del Ejecutivo?
Mientras en el EdoMéx el nuevo gobierno estatal inicia su andar, recientemente surgió una nota impactante en el ámbito nacional. El Dr. Rafael Prieto-Curiel presentó su investigación sobre la violencia y, en términos de empleadores, llega a la conclusión de que hay 175,000 miembros de cárteles en México. Semejante número convierte al crimen organizado en el quinto empleador del país después de Femsa (321,000), Walmart (231,000), Manpower (203,000) y América Móvil (181,000). Ese número de personas empleadas tiene un enorme impacto en la economía, además de la repercusión que en la dinámica social conlleva su actuación, incluso su control, informal e ilegal en amplios territorios de nuestro país.
Regresemos al EdoMéx. El gobierno estatal estima, según la periodista Violeta Huerta, que existen 342 mil personas servidoras públicas, el 43% de ellas en educación (122,748) y seguridad pública (25,839). Huerta señala que podrían salir de la administración pública 4,700 personas que actualmente laboran en las distintas dependencias, tanto en los despachos de las secretarías, incluyendo las y los secretarios particulares y privados, como en las subsecretarías y las direcciones de área.
En el comienzo de una administración no bastan las decisiones de política pública ni la voluntad de financiarlas y sostenerlas. Son las personas servidoras públicas quienes tienen el rol protagónico en el desarrollo y sustanciación de éstas. En tal sentido, los primeros pasos que debe dar un nuevo titular es hacer comprender a todos los potenciales colaboradores las metas y la definición de los nuevos caminos administrativos.
La efectividad, la eficiencia y la eficacia dependen de las competencias burocráticas, del nivel ejecutivo y del talento colectivo. El profesor e investigador Eduardo de Jesús Castellanos ha establecido que la llamada curva de aprendizaje describe el éxito obtenido justo durante ese proceso en el transcurso del tiempo. Para representarla se suele utilizar un diagrama donde el eje horizontal es el tiempo transcurrido y el eje vertical es el número de éxitos alcanzados. Es común que se cometan errores al inicio de cada gestión, estos suelen presentarse por desconocimiento del tema al que se enfrenta el nuevo funcionario e incluso del método de aprendizaje que se utilice en cada dependencia o el contexto del mismo. No es igual dar una instrucción de cambio de personal que atender el desabasto de agua que experimenta Ecatepec, por ejemplo.
Por su parte los investigadores Esther del Campo García de la Universidad Complutense de Madrid y José Hernández Bonivento, investigador del Instituto Chileno de Estudios Municipales de la Universidad Autónoma de Chile y también integrante del Grupo de Investigación en Gobierno, Administración y Políticas Públicas de la Complutense, son enfáticos en señalar la responsabilidad de las personas servidoras públicas como custodios de los intereses ciudadanos razón por la que merecen recibir capacitación técnica suficiente y pertinente para ejercer eficazmente su función. Señalan los investigadores que en América Latina las administraciones públicas se caracterizan por su falta de autonomía y capacidad técnica. Esperemos que éste no sea el caso de la entrante administración. Por cierto, ¿usted ya conoce la preparación y el perfil de cada uno de los recién nombrados secretarios o secretarias?
En México no existe un servicio profesional de carrera generalizado. Fox y Calderón hicieron un intento para implementarlo, que básicamente consistía en designar personas servidoras públicas a través de una evaluación y un examen de oposición. Lamentablemente, este intento no tuvo continuidad con Peña y mucho menos ahora con López. Del Campo y Hernández observan que en Latinoamérica no se ha logrado un nivel medio de desempeño burocrático, más bien prevalece el uso político en la contratación pública. Esa característica es clarísima en todas las administraciones estatales, municipales y desde luego la federal, recuerde usted el 90% de lealtad y 10% de preparación. Nuestras administraciones públicas sufren un déficit de capacitación y desarrollo profesional, con una nula evaluación del desempeño, prevalece el nepotismo y el clientelismo sobre los criterios meritocráticos. A la fecha, la preparación para desempeñar una función se deja a la iniciativa particular de la persona servidora pública.
Con respecto a los modelos de formación y capacitación a funcionarios públicos, en algunos países se observan escuelas de administración pública que se encargan de impartir esa capacitación en los tres ámbitos de gobierno. Lamentablemente, no es el caso del Estado de México. En otros países ha prevalecido la formación externalizada, con énfasis en el personal ya formado dentro de la misma dependencia, que parece ser el caso de nuestro contexto estatal. Estoy convencido de que nuestro estado, por su magnitud, requiere un cambio urgente en cuanto a la política de capacitación y profesionalización del servicio público. Debe dejarse atrás las contrataciones clientelares y empezar a ceder el paso al mérito burocrático. Desde luego no existen vías infalibles para tener mejores personas servidoras públicas. El concepto que debemos tener siempre presente es que el empleo público debe ser un mecanismo para consolidar una verdadera democracia.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
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