A los 12 años, me adentré en la historia de las hermanas March en "Mujercitas" de Louisa May Alcott. Esta experiencia me inspiró profundamente y despertó en mí un sentido de admiración por las protagonistas femeninas, especialmente por la valentía de Jo March. Con su espíritu independiente, su pasión por la escritura y su determinación para perseguir sus sueños, Jo desafió audazmente los convencionalismos de su época.
Descubrir que "Frankenstein" fue escrita por una mujer, Mary Shelley, me dejó completamente sorprendida en mi adolescencia. En ese momento, todavía no lograba comprender completamente la magnitud de lo que eso significaba. Para mí, era revelador darme cuenta de que las mujeres tenían la capacidad no sólo de escribir obras tan influyentes, sino también de adentrarse en territorios literarios considerados tradicionalmente masculinos.
Con "La casa de los espíritus" de Isabel Allende, "Agua viva" de Clarice Lispector y "Arráncame la vida" de Ángeles Mastretta, comencé a sumergirme en el vasto universo de las voces latinoamericanas. Cada una de estas obras me transportó a realidades vibrantes y emocionantes, llenas de pasión, historia y complejidad humana. A través de los relatos de Allende, Lispector y Mastretta, exploré las profundidades de la cultura latinoamericana, sus tradiciones, sus luchas y sus triunfos.
Estas novelas, junto con muchas otras que he disfrutado a lo largo de los años, las he leído por puro placer. He reído con ellas, he llorado y me han conmovido de formas que nunca imaginé. Sin darme cuenta, estas experiencias literarias me han llevado a desarrollar una mirada crítica sobre temas como el amor, la discriminación y la desigualdad de género. Sumergirme en las historias y conectar con sus personajes me ha permitido reflexionar profundamente sobre la condición humana y las injusticias que enfrentamos en la sociedad.
En los últimos años, he seleccionado una serie de lecturas que amplían mi visión sobre la participación de las mujeres en la literatura. "Tsunami " fue una de esas obras que profundizó mi interés por la literatura escrita por mujeres. A través de las distintas voces y testimonios plasmados en sus páginas, pude vislumbrar cómo las mujeres se están repensando y redefiniendo a lo largo de las generaciones, construyendo una conciencia colectiva sobre las injusticias que enfrentan y las luchas que comparten.
Las letras de autoras como Cristina Rivera Garza, Valeria Luiselli, Yásnaya Elena Aguilar, Guadalupe Nettel, entre otras, han encontrado un lugar destacado en mi lista de lectura. Cada una de estas escritoras aporta una voz única y poderosa a la literatura contemporánea, abordando temas diversos con profundidad, sensibilidad y un enfoque innovador. A través de sus obras, se pueden explorar las complejidades de la identidad, la memoria, la sociedad y el género, ofreciendo perspectivas frescas y provocativas que desafían las normas establecidas.
Toca sumergirse en la profundidad de la violencia sexista y el terrorismo de pareja en un contexto patriarcal con "El verano invencible de Liliana" de Cristina Rivera Garza. Reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones humanas y cómo enfrentamos la ausencia y el vacío emocional de la mano de Valeria Luisseli en “Los ingrávidos”. Comprender el llamado de Yasnaya Aguilar sobre la importancia de preservar todas las lenguas indígenas, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad. Adentrarse en el complejo mundo de la maternidad a través de tres mujeres con enfoques diferentes para afrontarla en el libro "Hija única" de Guadalupe Nettel.
En suma, fortalecer nuestra capacidad crítica y ampliar nuestro panorama literario a través de estas lecturas no sólo nos enriquece como personas, sino que también nos permite comprender y valorar la diversidad de voces y perspectivas que conforman nuestra realidad. Leer tanto para cultivar una mirada crítica y expandir nuestros horizontes como para disfrutar del puro placer de sumergirnos en historias y universos narrativos es fundamental. Leer por placer nos brinda la oportunidad de escapar de la rutina y explorar nuevas realidades, enriqueciendo así nuestra experiencia humana.