Decía Albert Einstein que “hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras. Esta fuerza universal es el amor”, por ello la consideró la quinta esencia de la vida.
El amor, en cualquiera de sus manifestaciones, es un sentimiento que genera un vínculo emocional, una energía que se expande y que, en muchas ocasiones, debe ser expresada. Dentro de este vasto universo de emociones, el amor romántico ocupa un lugar especial, marcado por la atracción, la pasión y la complicidad.
Ese amor ha sido la musa de grandes poetas y escritores. Pablo Neruda nos hizo suspirar con sus “20 poemas de amor y una canción desesperada”; Manuel Acuña inmortalizó su sentir en “Nocturno a Rosario”; Gabriela Mistral dejó entrever su dolor en “El amor que callas”; y Alfonsina Storni nos envolvió en la melancolía de su “Caricia perdida”. El amor romántico ha sido también el alma de inolvidables novelas como Como agua para chocolate, Orgullo y prejuicio, Ana Karenina, Desayuno con diamantes, La forma del agua y El lado oscuro del corazón.
La celebración del amor tiene diversas manifestaciones en el mundo. En países como España, Chile, Bélgica, Cuba, Austria, Ecuador, Francia y México, el 14 de febrero se dedica a honrar a los enamorados con flores, serenatas, cartas, bombones y chocolates. Particularmente pienso que las cartas de amor han sido un refugio de los sentimientos más puros, una ventana al alma de quienes aman y esperan, de quienes sufren y anhelan.
Para aquellos que disfrutan de la lectura y desean sumergirse en historias de amor a través de la palabra escrita, aquí les dejo algunas joyas de la literatura epistolar, donde el romanticismo se respira en cada página:
Correspondencia 1899-1904. Antonio Chéjov y Olga Knipper
Esta recopilación de cartas nos permite descubrir a Chéjov y Knipper como seres humanos comunes, inmersos en una relación marcada por la distancia y la diferencia de edad, pero unidos por su pasión por la escritura y el teatro. La profundidad de sus sentimientos y su complicidad trascienden el tiempo.
Cartas a Clara. Juan Rulfo
Un testimonio de amor intenso, profundo y sincero. En estas cartas, el joven Juan Rulfo expresa con lucidez e ironía su amor por Clara Aparicio, quien se convertiría en su esposa y compañera de vida durante más de 40 años. Un testimonio de amor y ternura que revela la faceta más íntima del escritor.
Cartas a Ofélia. Fernando Pessoa
En esta correspondencia, podemos asomarnos al torbellino emocional de Fernando Pessoa, quien, a pesar de su genialidad y complejidad, tuvo en Ofélia a su único gran amor. Estas cartas reflejan sus contradicciones, sus miedos y su pasión por una mujer que lo marcó profundamente.
Me muero de sin usted. Gilberto Owen
Una recopilación de cartas escritas por el poeta Gilberto Owen a la actriz Clementina Otero. En ellas, encontramos a un Owen desesperado, atormentado y herido por un amor no correspondido. Su frase “Me muero de sin usted” es el grito de un corazón que sufre la ausencia del ser amado.
Su angustia y devoción quedan plasmadas en líneas como:
Clementina:
¡Escríbame!, ¡me muero de "sin usted"!
Nadie la ha querido, nadie la querrá nunca como yo.
Me duele no quererla más, que no sea posible quererla más.
El amor y la literatura han ido siempre de la mano, y las cartas de amor han sido un puente eterno entre almas que se buscan. Así que, ya sea con un libro, con flores, con chocolates o con un pedazo de luna, celebremos el amor en todas sus formas, especialmente en este 14 de febrero. Porque, al final, como dijo Gustavo Adolfo Bécquer: “El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada”.