Mujeres juntas, ni difuntas, dice el refrán. “No hay peor enemigo de una mujer que otra", asegura otra frase, pero, en mi experiencia, no sé qué haría sin todas esas mujeres en mi vida.
Desde mi madre, quien no solo un gran ejemplo, sino la persona en quien confío, hasta la mujeres que me han brindado su ayuda sin esperar nada a cambio.
Crear redes de apoyo entre mujeres nos beneficia de muchas maneras. Podemos pasar por los entramados emocionales más complicados, pero si esa red, nos acompaña el camino se hace menos pedregoso.
En el proceso de vida de una mujer, la presencia de otras se constituye en una protección necesaria. Cuando una embarazada da a luz, otras le dan la bienvenida al nuevo ser con un baño, con consejos y comida, para que aquella que acaba de transformar su vida por otro ser, sea capaz de procesarlo.
Es por ello que debemos mantener nuestras redes de mujeres siempre listas y sanas, porque son ellas las que regeneran la confianza cuando la perdemos por todo lo que nos va quitando la vida, ya sea la fe en el amor o la paciencia para soportar los días malos.
Sin duda, nuestra salud mental se mantiene en niveles aceptables gracias a una plática, gracias a un abrazo de una amiga, a su llamada, a su mensaje.
Las mujeres, como los peces pequeños, entre más son más fuertes. Una mujer que vive una situación de violencia, podrá salir más rápido de esa situación de riesgo, si tiene otras féminas que la impulsan a salir de ese lugar.
La amistad empodera, nos hace sentir valiosas entre nuestras iguales y nos hace reflexionar sobre cosas que habíamos perdido de vista. Muchas veces perdemos el rumbo de nuestro destino y las amigas funcionan como un espejo que nos recuerda quiénes somos, de dónde veníamos y para dónde vamos.
Claro, hay un lado negativo, donde una mujer puede clavarle un puñal o miles a otra, pero es así la historia de la falsa amistad entre todos los géneros, no solo entre nosotras. Los chismes, los robos de pareja, son parte de un entramado que tiene que ver con las pasiones humanas y no podemos evitarlo.
Sin embargo, agradezco que hay muchas mujeres a mi alrededor que siempre me recuerdan qué significan las palabras: honestidad, diversión, confianza y fuerza.
Basta un momento en un café o en una reunión para sentirme renovada, para creer que puedo con esto y más.
Una mujer sin su red de apoyo, puede, por supuesto, pero le faltarán las retroalimentaciones emocionales, las risas, las lágrimas, las canciones desaforadas que hablarán de rupturas, de esperanzas y de sueños.
Podemos solas sin dudarlo, pero siempre será mejor en compañía y con una cómplice sincera.