En el escenario del poder, desfilan sin compasión, las figuras esqueléticas de esta complicada nación. Unos traen trajes caros y máscaras de cartón, prometiendo el paraíso, pero es pura decepción. Otros son marionetas, manejadas sin pudor, mientras el país agoniza, en un oscuro terror.
Mientras sorbe lento a su café americano sin azúcar, el amanuense recuerda macabros pasajes de la historia política de México. Uno de los episodios más asombrosos ocurrió el 8 de octubre de 1996, cuando la vidente Francisca Zetina, conocida como “La Paca”, guió a las autoridades hasta el cadáver del diputado federal, Manuel Muñoz Rocha, acusado de ser el autor intelectual del asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu. Dos años después del crimen, “la Paca” tuvo una visión. Dijo que sabía dónde estaba el cadáver de Muñoz Rocha, quien desapareció después el asesinato.
“La bruja” practicaba vudú, cartomancia y astrología. Era consejera espiritual de Raúl Salinas de Gortari y les indicó el lugar preciso en donde estaban los restos de Muñoz Rocha: en la finca “El Encanto”, propiedad del propio Salinas. Ahí, en una transmisión mediática y delante de cientos de medios, la vidente aseguró sentir vibraciones negativas: “No es un lugar sano, hay cosas sobrenaturales”. Luego sacarían de entre el lodo una calavera… ¡No manchen!
La Magia Negra
Todo parece tratarse de leyendas, pero, son dignas de recordarse. Mire –charla el periodista mientras deja su taza sobre la mesa de esa pequeña cafetería del centro histórico-, cuentan que Elba Esther Gordillo realizó un viaje a Nigeria para participar en un ritual de magia negra.
La historia la contó un asesor de Gordillo, quien formó parte de tal expedición que tenía como propósito “protegerse” del entonces presidente Ernesto Zedillo, “quien había determinado quitarle el poder e investigarla”. El ritual (que duró cuatro horas) consistió en el sacrificio de un león, en cuya piel desollada fue envuelta “la maestra”, “para darle fortaleza” ¡tómala!
También cuentan que Carlos Salinas contrató a hechiceros haitianos, practicantes del vudú, para propiciar que, en el sexenio de López Portillo, Miguel de la Madrid fuera impuesto como candidato a la Presidencia. El mismo Salinas, aliado con José Córdoba Montoya, trajo a otros hechiceros del Caribe para “lavarle el coco” y “absorberle el seso” al presidente De la Madrid para manipularlo y llegar ellos a Los Pinos. Al menos así lo narran en el libro: Los brujos del poder, de José Gil Olmos.
Y más atrás, “en los tiempos de Don Porfirio” –decían las tías de antes-, Francisco I. Madero siendo presidente era un “médium escribiente”. La prensa de la época sacó a la luz su pasado. Decían que cuando entraba en trance, escribía en papel lo que espíritus malignos e invocados le decían. Existe un registro de esas anotaciones que esos espíritus le dictaban a Madero y cuyas cartas que están publicadas como diarios espiritistas.
Hoy ya no son tan evidentes, pero existen los tratos con el vudú y la magia negra. Muchos creen que “santeros” y practicantes de Olodumare, orishas, changó y yemayá. Han estado asesorando ciertos oscuros políticos y al crimen organizado. En la tragedia de Iguala y la desaparición de 43 estudiantes, se llegó a especular la intervención de brujos y chamanes para desaparecerlos. La inseguridad, el crecimiento de los grupos criminales e incluso la ascensión al poder de muchos, ha sido atribuida al hincamiento ante la “Santa Muerte”.
El periodista paga su cuenta y se retira a poner su ofrenda. Mientras, la muerte canta contenta y regocijada, pues ya se llevó a muchos, más de los que imaginaba. Mi X @raulmandujano