Sábado, poco después de las nueve de la mañana, con el termómetro marcando apenas 10 grados y el ritmo lento de una ciudad que comienza a despertar, la tranquilidad se rompe de golpe. Zigzagueando entre los portales y la plaza González Arratia, aparece un streaker, un "corredor desnudo", desafiando las normas sociales con una actitud de irreverencia hacia lo establecido. Su audaz exhibición provoca la inmediata reacción de más de una veintena de policías, que se lanzan a perseguirlo mientras los transeúntes, entre risas y sorpresa, presencian el insólito espectáculo.
Con estas palabras acompañé la fotografía que capturó este momento en que se ve al hombre joven, completamente desnudo, correr por la calle 5 de febrero, junto a la Plaza González Arratia en Toluca, en dirección al edificio del Poder Judicial. A su paso, provocó una serie de reacciones memorables: un joven que limpiaba la terraza de uno de los locales soltó su escoba y se llevó las manos a la cabeza, dos mujeres se taparon el rostro mientras se sonrojaban, algunos transeúntes observaron divertidos la persecución, sin ocultar sus sonrisas. Entre ellos estaba Carlos Ernesto, quien, mientras disfrutaba de un café, logró capturar con su celular no sólo la escena del streaker corriendo, sino también las expresiones fascinadas y sorprendidas de los testigos a su alrededor. Aunque tuvo la oportunidad de fotografiar también la persecución policial en pleno movimiento, optó por contenerse, temeroso de que los oficiales lo interceptaran y perdiera la oportunidad de inmortalizar ese instante único, un momento que ya forma parte de la historia gráfica local.
La publicación se llenó rápidamente de comentarios que, más allá del asombro, ofrecían una serie de reflexiones sobre la ciudad. "Creo que en la historia de Toluca nunca se había presentado un hecho así", señaló un usuario de Facebook, subrayando la rareza del evento en una ciudad considerada tradicionalista. Otros ironizaban sobre la persecución policial: "¿De verdad intentaron detenerlo? Pobrecitos policías, preocupados por los castos ojos de los transeúntes". El hecho provocó un reflejo sobre la moralidad, la libertad y el cuerpo como espacio de expresión.
El humor fue el lenguaje predominante en los comentarios. "Cómo es posible que este hombre saliera así por las calles sin guantes puestos", “Se sintió modelo de Spencer Tunick", escribió alguien, mientras otro añadía: "Ya uno no puede salir a correr temprano, la delincuencia lo deja sin nada", "Pero que falta de cordura, mira que salir sin calcetines, como se le ocurre”. Otros especulaban sobre posibles motivos detrás del acto: "Es el novio de la señora casada que no ejerce la pasión", "Dicen que fue a pagar el último abono del Coppel" o "Se me hace que lo cacharon y tuvo que escapar". Estas narrativas inventadas dotaron al streaker de un carácter humano, alejándolo del mero espectáculo y acercándolo a una figura casi simbólica.
El streaker de Toluca no sólo interrumpió la rutina matutina, sino que también abrió un espacio para cuestionar la rigidez de las normas sociales y la percepción del cuerpo en el espacio público. Algunos celebraron el acto como una manifestación de libertad: "Eso es... libertad", escribió un usuario, mientras otro afirmaba: "Bien por el señor sin complejos". Este tipo de comentarios resalta cómo un acto aparentemente trivial puede convertirse en un recordatorio de que lo natural y espontáneo tiene cabida en una sociedad con espíritu conservador.
El streaker se transformó en un espejo donde la sociedad se miró y se cuestionó. ¿Por qué un acto de irreverencia genera tanto revuelo? ¿Qué revela esto sobre la convivencia entre tradición y modernidad? Como bien señaló un comentario: "Hablamos de libertad, y cuando la vemos, nos espantamos".
Quizá lo verdaderamente revelador no fue la desnudez del streaker, sino la evidencia de que la sociedad toluquense comienza a desprenderse de ese halo conservador y prejuicioso, mostrando una mayor apertura al humor, la reflexión y el cuestionamiento de las normas tradicionales.
"¡Fuera ropa… a correr con él! "
