El fallecimiento ocurrido el pasado 29 de enero, y el posterior homenaje a una de las mujeres que hicieron política de alta intensidad en el Estado de México y el país: Martha Hilda González Calderón, abrió la oportunidad para que uno de los políticos más connotados de la historia reciente aprovechara el momento, no sólo para recordarla, sino para advertir los tiempos que ahora se viven en la política local y nacional.
Quien fue gobernador del Estado de México, secretario federal de Gobernación y de Educación Pública, legislador en el Congreso de la Unión, presidente municipal de Toluca e integrante del gabinete estatal, Emilio Chuayffet Chemor, hizo gala de su espléndida oratoria y advirtió que actualmente se viven momentos de ambigüedad y del “no compromiso”.
Al recordar que Martha Hilda “no fue una mujer de inercias, de dejarse ir o llevar (…) Nunca practicó el penoso deporte de no moverse para seguir estando”, Chuayffet Chemor criticó -elegantemente- los tiempos actuales: “La ambigüedad parece ser el ambiente inevitable: el no compromiso; la negociación de lo innegociable; el guardarse cartas sacrificando el juego limpio”.
Dijo que actualmente “son días de conciliábulos, de falacias que se expanden como verdades, de propuestas que obedecen a intereses propios; son días de ganar a cualquier precio, los espacios para exhibir a quienes estorban o se nos oponen; son días para incrementar el caos y la desorientación; son días, en suma, propicios para un debate perverso en el que el descrédito de la política beneficia objetivos específicos”.
Curiosamente, la reflexión de Chuayffet Chemor ocurre cuando al interior de su partido, el Revolucionario Institucional, han surgido una serie de diferencias entre liderazgos mexiquenses y nacionales, con quienes encabezan a ese instituto político. ¿El mensaje habrá sido para las dirigencias o para quienes cuestionan a esas dirigencias?
Sin perder el objetivo del homenaje -al que, debe reconocerse, acertadamente convocó el actual presidente municipal de Toluca, Ricardo Moreno Bastida-, el exgobernador mexiquense enfatizó que la norma de Martha Hilda González Calderón era “saber más y actuar en consecuencia (…) gracias a la cual descubrió que, por la política los problemas se abrevian; sin la política, se multiplican; y contra la política, nos arruinan”.
En ese sentido, el presidente municipal afirmó: “Martha Hilda entendió la política como un acto de servicio y transformación. Siempre abierta al diálogo, sin distinción de colores o partidos, trabajó con entrega para mejorar la vida de las y los ciudadanos”.
La ausencia de Martha Hilda fue la oportunidad para que se diera el entreveramiento generacional con personas como la diputada local independiente, Paola Jiménez Hernández y Beatriz Paredes Rangel, quienes enfatizaron la trayectoria de González Calderón, destacando su pasión e inteligencia.
“Martha Hilda era digna y ejemplar”, expresó Paola Jiménez -quien se desarrolló políticamente siempre con la guía de la expresidenta municipal- y la describió como una mujer que rompió barreras y allanó el camino para muchas generaciones, siendo un símbolo de sororidad y justicia.
Sin duda, perfiles como el de Martha Hilda González Calderón hacen falta en los tiempos actuales donde prevalece el pesimismo, -como lo afirmó Chuayffet Chemor. “Pudiendo aportar opiniones y criterios para organizar mejor nuestro quehacer social, nos disculpamos diciendo que somos mudos porque los demás son sordos”, dijo.
Leer el mensaje del exgobernador -cuya campaña tuve la oportunidad de cubrir en 1993- me hizo reflexionar con respecto a lo que podemos hacer, aunque los tiempos parezcan complejos o los desafíos imposibles de sortear, porque como él lo afirmó: “Siempre hay algo que hacer, y más, cuando la vida ha sido tan intensa. Replegarse es un acto de renuncia tal, que anula una buena parte de lo que somos o de lo que hemos hecho. Seguir actuando es el único camino. Trincheras sobran; auditorios también”.
#TodoComunica
Los ataques que han empezado a circular en redes socio digitales, en contra de quienes aspiran a la Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México, son señales de alerta que deberían atenderse en la convocatoria que -en breve- emitirá el Consejo Universitario. Evitar que ese sea “el tono” de la contienda por la Rectoría es fundamental para preservar el prestigio que ha recuperado la institución.