Estado de México
Probablemente la mayoría recordamos, que uno de los platillos tradicionales de la Semana Santa que preparaban nuestras abuelas y madres es la capirotada. Esta tradición ha sobrevivido al paso de las décadas, ya que está unida a una conmemoración religiosa en específico.
¿Sabes utilizar el salero de forma correcta? Entérate
Este platillo típico de Semana Santa, en México y en otros países en donde habitan inmigrantes mexicanos, consiste en una especie de budín que se prepara con capas de pan viejo bañado en piloncillo, especiado con canela y clavos, y alternadas con queso Cotija, en su forma original.
Durante la Conquista, la receta llegó a la Nueva España y fue cambiando de forma progresiva hasta lo que es hoy. Su nombre se deriva de “capirote”, la palabra con la que se nombra a los gorros altos y puntiagudos que visten algunos sacerdotes durante las procesiones de Semana Santa.
Definitivamente la capirotada tiene una esencia religiosa, pues llegó con la cruzada eclesiástica, realizada para convertir a nuestros indígenas al cristianismo, y sus ingredientes tienen significado.
El pan viejo simboliza el cuerpo de Cristo, ya desmejorado, la miel del piloncillo representa su sangre, la canela es similar a la cruz donde se crucificó, los clavos las herramientas utilizadas para asegurarlo a la cruz, y el queso blanco la manta blanca que lo cubrió en la sepultura.
Aunque la capirotada tiene orígenes españoles, existen antecedentes en la Roma antigua, de una receta similar, pero en su versión salada, con trozos de pan bañados en una vinagreta, alternando con capas de pollo, alcaparras, pepino y queso. Inclusive en España, de manera inicial, se preparaba con embutidos e ingredientes salados.
Pese a la riqueza cultural que existe detrás de esta receta, cada vez se cocina menos, la tradición se va perdiendo poco a poco, así que prepararla o comprarla ayudará a preservar una tradición de gran valor.