Hemos escuchado hablar del término inflamación, pues existen dos tipos de inflamación, la aguda que es la inflamación clásica causada por un golpe, y la crónica, que es una inflamación de bajo grado, sostenida en el tiempo, causada principalmente por una alimentación inadecuada, alta en comida ultra procesada, en azúcares y harinas refinados, en aceites vegetales.
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La segunda causa son las sensibilidades o alergias alimentarias, cuando el intestino está dañado, empieza a reaccionar a alimentos a los que anteriormente no reaccionaba, esto sucede porque el intestino dañado tiene alterados su PH, el balance de microorganismos, la producción del mucus que protege el intestino y las uniones intestinales facilitando que haya una permeabilidad aumentada.
Todo esto favorece a que haya una respuesta inflamatoria sostenida, que no solo se manifiesta con problemas intestinales, sino que se relaciona incluso con el desarrollo de enfermedades autoinmunes, como cáncer, diabetes, hipertensión, entre otras. Ante esto, debemos corregir el intestino, su PH, la microbiota, las uniones intestinales, con los nutrientes adecuados para mejorar el PH desde la relación con el sistema neurológico, consumir probióticos o alimentos fermentados y consumir alimentos ricos en glutamina que nos van a ayudar a corregir las uniones intestinales.
La tercera y más importante causa de inflamación crónica es el estrés crónico. Este altera la producción de ácido en el estómago, altera el PH del tracto intestinal, que daña el balance de microorganismos desencadenando en una inflamación crónica que además altera el sistema inmune. Además el estrés crónico produce exceso de adrenalina y cortizol que también desencadenan una respuesta inflamatoria, haciendo que los tejidos no se regeneren adecuadamente, y el intestino se regenera cada tres días, si no existe una reparación adecuada puede traer grandes consecuencias.
Otras causas de inflamación son: la exposición a tóxicos, ambientales, compuestos volátiles orgánicos, lo que olemos de las velas, aromatizantes, ambientadores, etc; infecciones crónicas como el herpes, el papiloma, citomegalovirus, o infecciones urinarias; desequilibrios hormonales, dominancia de estrógenos, exceso de cortizol, exceso de adrenalina, falta de cortizol, falta de testosterona; las insuficiencias nutricionales; el sedentarismo; los problemas digestivos; las alteraciones en el sueño, necesaria para la reparación del organismo; todos los trastornos metabólicos inclinados al sobre peso; factores genéticos; y los factores del envejecimiento.
