Hoy hablaremos de un gran personaje en el ramo de la escritura y periodismo en nuestra entidad; nuestro estimado Alfonso Sánchez Arteche:
Alfonso Sánchez Arteche reconocido escritor en aspectos culturales y de historia sobre nuestra ciudad, actualmente un excelente poeta:
Parte fundamental de sus inicios en este ramo, se lo debe a que su padre, por naturaleza, dedicó su vida a la escritura y el periodismo (Director del Sol de Toluca), pues asegura que el hecho de tener instrumentos, acervo bibliográfico, antecedentes de lectura, caballetes de pintura, predispusieron sus intereses en la escritura.
Nació y creció en una familia donde había libros, era cotidiano ver a su padre siempre leyendo diferentes artículos, recuerda que a veces no había qué comer en su casa, porque su papá (profesor mosquito), era periodista y maestro, ambas profesiones que en la actualidad siguen siendo mal remuneradas, por ello, hay tantos periodistas que tienen que realizar diferentes funciones para sobresalir y subsistir.
Asegura que el hecho de vivir rodeado de libros y conocer a los amigos de su papá, poetas, novelistas, periodistas hizo que se conformará un seguimiento intelectual que le formó una segunda naturaleza, pues escribir para él es de lo más normal.
Como consecuencia de ver todo el tiempo escribiendo a su padre empezó a escribir a muy temprana edad, su primer cuento fue publicado en 1960 en el periódico “El Mundo”, era un cuento que se llamaba “Estrella Misteriosa” cuando apenas tenía 8 años de edad.
Posteriormente a los 14 años cuando estaba en la secundaria se dedicó a escribir sus primeros poemas, su primer libro lo publica en el año de 1976 titulado “Andamiaje de Voces”, y empezó a tener sus primeras colaboraciones en los periódicos así mismo comenzó a trabajar de base en el periódico “El Rumbo”, donde llegó a ser jefe de redacción; también ha colaborado en diversas revistas en temáticas de suplementos culturales.
Fue tanto su éxito que en al año de 1983, le fue otorgada la Presea Estado de México de periodismo cultural, porque se especializó en temas de periodismo de historia y cultura del Estado de México.
Su padre del que tanto se ha hablado, de nombre Alfonso Sánchez García mejor conocido como el “Profesor Mosquito” fue cronista 17 años de la ciudad de Toluca y hasta el año de 1977, año en que murió, hizo que se familiariza con la bibliografía tipo histórica y cultural del Estado de México.
Se le quedó el apodo de Profesor Mosquito cuando se fue a México a trabajar con uno de sus primos que tenía talleres donde se editaban las revistas, sabía que tenía que estar en buenos términos con la gente de los talleres y con los del área de fotografía, sus compañeros eran tan borrachéales que eran capaces de tomar hasta ácido muriático; su papá pasaba cada ocho días a la “La Miniatura” (de don Adolfo Almazán esposo de María Solalinde González, la tía Maruca crónica ya escrita), donde actualmente se venden los famosos mosquitos de Toluca, las botellas que compraba eran de la más baratas y cuando lo veían llegar el lunes sus compañeros ellos mismos gritaban “ya llego el Mosquito!” entonces un tanto molesto les comento que no le dijeran así porque era maestro normalista, entonces la siguiente vez llego y le gritaron “¡Ya llego el Profesor Mosquito!”, y desde ese entonces empezó a ser apodo y comenzó a firmar sus artículos con ese gracioso sobrenombre que además llamaba la atención de los lectores.
Su trayectoria en el periodismo y la docencia inician cuando estudia la carrera de Normal por ser una carrera corta y se titula en el año de 1945, pero realmente no le interesaba el magisterio, lo que realmente le interesaba era la poesía y a sus 16 años ya ganaba concursos y publicaba sus poemas en los periódicos escolares de la época.
Ese mismo año después de recibir su título universitario decide irse de México con uno de sus primos que era editor y productor de cine de nombre Roberto Serna que tenía una revista de espectáculos llamada “Novelas de la Pantalla” ahí se especializó como reportero de espectáculos con diferentes entrevistas como la de Emilio “Indio” Fernández, Fernando Soler, y así fue como conoció a su esposa que era sobrina de los Atayde, pues él llego a trabajar al circo, originalmente iba a desarrollar un proyecto de revista del circo.
Después de una serie de circunstancias, en el año de 1954 decide regresar a Toluca, en esa época el profesor Carlos Hank estaba dejando sus clases en la secundaria para hacerse cargo del departamento de la Junta de Departamento de Mejoras Materiales, Morales y Cívicas y le dejó las clases de historia además de que llegó como nuevo Director de “El sol de Toluca”. Fue así como incursionó en el mundo de la escritura y de la historia de la ciudad de Toluca, herencia que dejó en la vena a su hijo Alfonso.
Por otra parte, Sánchez Arteche recuerda a la ciudad de Toluca en los años 50`s como la ideal para el desarrollo urbano, social y cultural, pues a pesar de que nació en la ciudad de México en el año de 1952, sus padres lo trajeron a la ciudad de Toluca a los dos años de edad, sus recuerdos e impactos son las primeras percepciones del mundo que están relacionadas con el paisaje urbano de la ciudad.
Lo cierto es que para los 50`s Toluca estaba ya rebasada en plan urbano con respecto a la ciudad de México era un pueblo grande y eso lo observaban muchos periodistas que venían de México, comentaban que seguía siendo una ciudad porfiriana, aunque las principales avenidas estaban pavimentadas, muchas calles de los exteriores estaban empedradas.
Todavía mucha gente llegaba en caballo y donde se encontraba el jardín Morelos estaba rodeado de fondas y mesones, además de que llegaba mucha gente del sur a la terminal de autobuses que hacían servicio, venían desde Temascaltepec y eran muy característicos porque traían su vestimenta con calzón y su camisa de manta, huaraches, sin olvidar la tehuana, el sombrero y la fusca, la matona, el caballo y la mujer que no se prestaba.
Recuerda a una ciudad que se caracterizaba por su riqueza en el sur, a pesar de que se distinguían diferentes contrastes, pues se percibía todavía mucha gente descalza y otra bien vestida, era muy notorio el contraste entre la opulencia y la clase media baja, los hombres usaban pantalón overol y todavía se usaban mucho las trenzas y los moños, las nahuas almidonadas que hacían ver a las mujeres más opulentas. Las costumbres también eran de mayor recato, era difícil que una mujer usara pantalones.
En cuestiones de cultura Sánchez Arteche destaca los principales fenómenos que se manifestaban, el más significativo fue la incorporación de la mujer en la vida cultural, así como en todos los ámbitos, cuando se fundó la Universidad. En el Instituto Científico y Literario todavía había una que otra mujer, por ejemplo las hermanas “Z”. Sin embargo, el género femenino estaba más enfocado a estudiar licenciaturas típicamente de su sexo como enfermería, profesorado, secretarias bilingües y carreras contables; en el mundo cultural ni siquiera había un objeto terminal y en los teatros había una o dos mujeres por mucho, era muy difícil de escoger obras donde hubiera personajes femeninos.
Con el paso del tiempo se ve que en el teatro se incorpora un mayor número de mujeres. Este proceso se fue dando en cuanto las actividades artísticas, en cuanto a las escritoras, poetas, narradoras y dramaturgas, fue hasta los 80`s que a través del Centro Toluqueño de escritores que fundó el conocido y estimado Alejandro Ariciaga y la Escuela de escritores de Metepec que la mujer se incorporó a estas actividades.
La segunda transformación que destaca es la descentralización, pues todo estaba concentrado en Toluca, donde muchos jóvenes venían a estudiar, de manera que la actividad cultural se desarrollaba, aunque vinieran de otras procedencias, sin embargo, no había actividad cultural propia, pues se observaba más tradicionalismo.
Otro fenómeno que marcó la ciudad fue el gregarismo, pues se empezaban a formar grupos de cultura popular, grupos de coral, de teatro, también habían de pintura infantil sobre las plazas, donde se les repartían gises a los niños para pintar su entorno, fue muy curioso porque el primer niño pintó un alacrán y eso era lo que reflejaba su realidad.
Posteriormente se empiezan a desarrollar expresiones artísticas propias, después un graffiti orientado con un orden específico. Se creó la conciencia de que en un grupo se facilita la construcción y obtención de diferentes resultados de acuerdo a las organizaciones.
En el año 2006, como Secretario de Educación el maestro Isidro Muñoz, a través de Alexander Nemer Naime Libien (muy querido compadre mío), contacta a Sánchez Arteche y a un grupo asesor de la secretaría, cuyo único objetivo era asesorar. Ya desde 1996 existía el Comité Técnico Editorial que regulaba los costos de las publicaciones, sin embargo, ante la preocupación de uniformar la calidad se consultó la manera de crear un Consejo Editorial en la Administración Pública Estatal. Para el 15 de junio de 2006 las funciones del comité técnico traspasan las funciones del Consejo Editorial.
Su función es fundamentalmente editar políticas en materia de publicaciones, distribución y resguardo de publicaciones oficiales al Consejo que operan a través de subcomités, donde se revisan cada uno de los títulos que se presentan como proyecto. Además de que sirve para orientar el trabajo editorial con base a los intereses del destinatario, se debe pensar siempre en el lector.
Sin embargo y lo más importante no olvidar que todos sus logros los debe y agradece a la enseñanza del mejor maestro del mundo que vivía con él en su casa, y que no solo le enseño lo que se puede aprender en la escuela, sino que también le enseñó a ser humano y amar a lo que uno se dedica, ese gran maestro es el inolvidable “Profesor Mosquito”.