Desde que inició la pandemia por Covid-19 se han presentado retos inevitables para los sistemas democráticos en todo el mundo, de aquí que los procesos electorales no hayan sido la excepción. De acuerdo con datos del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral, más de 70 países y jurisdicciones subnacionales en el mundo han decidido posponer comicios de todo tipo, mientras que alrededor de otras 50 naciones decidieron optar por efectuar sus procesos en condiciones de pandemia.
El contexto en el que se llevan a cabo los procesos electorales requieren de una movilización considerable de la ciudadanía para las campañas electorales, las capacitaciones a quienes fungirán como funcionarios en las mesas receptoras del voto, la logística electoral y, particularmente, el desplazamiento de las personas el día de la jornada electoral. Son estas concentraciones masivas de gente las que representan un factor de alto riesgo de contagio del Covid-19. Esto se agrava en el caso particular de nuestro continente, puesto que el 8 de septiembre pasado, la Organización Mundial de la Salud declaró que América Latina seguía siendo la región más afectada por la emergencia sanitaria, inclusive se dijo que de los 11 países con los indicadores más negativos de la pandemia 6 eran latinoamericanos: Brasil, Perú, Colombia, México, Argentina y Chile.
En este sentido, otro importante organismo multilateral: la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) publicó la “Guía para organizar elecciones en tiempos de pandemia”, misma que fue preparada para contribuir al fortalecimiento de los procesos políticos de los Estados Miembros, en particular al sostenimiento de la democracia como la mejor opción para garantizar la paz, la seguridad y el desarrollo de la región.
De acuerdo con lo plasmado en la guía mencionada, las características de los diversos materiales electorales a utilizar en los comicios, es un elemento que debe ser considerado para efectos de la reducción de los riesgos de propagación del Coronavirus. Asimismo, la inclusión de paquetes sanitarios con los insumos apropiados para los miembros de mesa, su diseño y producción de mobiliario debe permitir el distanciamiento físico y facilitar la desinfección continua, estos son algunos aspectos que la autoridad electoral deberá incluir o evaluar para llevar a cabo una elección higiénicamente segura en el contexto de la pandemia.
Hasta el momento, unos cuantos países latinoamericanos como República Dominicana, Uruguay, Bolivia y México, han celebrado elecciones en tiempos de pandemia. En República Dominicana se eligió al Presidente tras posponer las elecciones desde el 17 de mayo hasta el 5 de julio. Además sabemos que las medidas sanitarias obligatorias incluían la portación de cubrebocas, desinfección de manos a la entrada de los recintos electorales, distanciamiento de dos metros con señalización en el piso y esterilización de las superficies y los lápices.
En nuestro país, el fin de semana pasado se celebraron elecciones en Coahuila e Hidalgo, estos comicios habían sido postergados por el Instituto Nacional Electoral (INE) cuyo Consejo General emitió la Resolución INE/CG83/2020 por la cual aprobó ejercer la facultad de Atracción, para efecto de suspender temporalmente el desarrollo de los procesos electorales locales de las dos entidades.
A partir de ese momento, se presentó el documento “Protocolo de atención sanitaria y protección a la salud, para la operación de las casillas el día de la Jornada Electoral”; documento que tuvo como finalidad servir de referencia para conocer las tareas y medidas a realizar para contemplar las medidas de atención sanitaria que previnieran contagios de Covid-19.
Entre las principales medidas de higiene que se llevaron a cabo, destacan: los ciudadanos debieron acudir a la casilla con cubrebocas y, preferentemente, con careta; al toser o estornudar, deberían hacerlo cubriendo nariz y boca con el ángulo interno del brazo, o cubriéndose con un pañuelo; cada elector/a podría llevar su propio bolígrafo para marcar sus boletas con la finalidad de reducir que los marcadores de boletas de la casilla fueran compartidos por un gran número de personas; además se colocaron señalizaciones en el piso indicando espacios de espera con una distancia mínima de 1.5 metros y se designaron turnos para la limpieza y desinfección de superficies y materiales electorales expuestos al contacto de personas al menos cada tres horas.
Especial mención merece que con el objetivo de buscar nuevas alternativas que permitieran eficientar el funcionamiento de las casillas electorales, el Consejo General del INE tomó la determinación de implementar un ejercicio vinculante en algunos distritos tanto de Coahuila como de Hidalgo, utilizando urnas electrónicas de manera parcial, con la finalidad de que las autoridades electorales locales pudieran estudiar la viabilidad de esta modalidad para las elecciones intermedias del 2021.
Con ejercicios como estos queda demostrado que el fortalecimiento de la democracia es un proceso continuo, cuyo análisis, ejecución y aprendizaje debe preparar a las instituciones, los gobiernos y la ciudadanía para superar los temores ante los desafíos que nos depara esta nueva realidad.
A partir de estos antecedentes, el gran reto que tienen los sistemas democráticos es generar confianza en la ciudadanía para pelear contra otro permanente enemigo de los procesos electorales: la baja participación de los ciudadanos.