Hablaremos de un gran personaje muy estimado en la sociedad de Toluca, gran empresario y, sobre todo un gran ser humano; personaje oriundo de Toluca, pero de corazón con sangre árabe, nos referimos a don Adolfo Guerra Saba:
El abuelo de don Adolfo, fue don Antonio Guerra, su apellido original era Harp quien junto con su abuela Julia, llegaron a México, con su papá Elías. Llegaron a Cuernavaca en 1906 entraron por medio de Relaciones Exteriores y se cambió el apellido de Harp a Guerra, porque lo ponían de diferentes formas en las actas. En una traducción Harp significa Guerra.
Su papá llegó chiquillo de seis años, fue el único que venía de los hermanos, llegando aquí a Toluca e instalándose.
Su padre de don Adolfo, vendía ropa y se iba a los pueblos con varias de las personas que vivían aquí en Toluca, empezando a trabajar muy fuerte, entonces su padre se da cuenta de que no podía hablar bien el idioma, ingresa a la escuela para aprenderlo y lo meten a primer grado, pero cuál sería su destreza para aprender, que, en dos años hizo los seis años de primaria, con un maestro que se dedicó a él y pasó todas las pruebas.
Entonces, su padre ya dominando bien el idioma, empezó a trabajar muy duro, llegando poco a poco sus hermanos y hermanas y cada uno fue conformando su familia.
Su padre se casó con Amelia Saba Simón oriunda de Celaya, Guanajuato, conociéndose aquí en Toluca y, contrayendo matrimonio tiempo después aquí en nuestra ciudad, , don Adolfo nació a los dos años de casados de sus papás exactamente un 20 de abril.
Su padre siguió trabajando muy fuerte; en 1940 su padre fue a Relaciones Exteriores y el secretario en ese entonces le dio la nacionalidad mexicana. Su progenitor defendía con tremendo amor a Toluca.
“Siempre le comentaba, aquí no va a haber inundaciones, no va a haber ciclones”. Y en verdad yo coincido con esas muy ciertas sabias palabras; aquí en Toluca no hay grandes inundaciones, ciclones, grandes desastres naturales.
Por lo anterior, los padres de don Adolfo, empezaron a trabajar, adquiriendo una tienda en ese entonces parece ser que en mil quinientos pesos pegada a La Violeta.
Era una tienda de ropa que luego la transformaron como mercería; “El Venado”, su padre con su abuelo y sus tíos empezaron a trabajar el negocio con mucho ánimo y constancia.
Esa cohesión hizo que juntos los tíos, tuvieran cada uno su familia, del negocio salía para todos, trabajaban ellos muy bien, y les fueron inculcando a los hijos estudiar para ser profesionistas y poder estar en el negocio, siempre con valores humanos, eso era una regla.
“Ahí no había alguna actitud que no fuera eso”
Se acuerda don Adolfo cuando fue por primera vez a El Venado en 1948, tenía siete u ocho años, empezó a ver cómo se trabajaba, años después, como a los doce años su papá le comenta; vente, te voy a llevar a la tienda para que te pongas a vender los triciclos ahora en la época de reyes magos, sales a la calle y ahí en la acera te pones a vender.
Empezaron a vender los triciclos, los cuales los amarraban de las llantas con un alambre era el muestrario, de ahí entraban por el artículo, así empezó, luego se subía en un banco para atender a los clientes y siempre viendo como trabajaban su padre y tíos ya que eran muy entregados al trabajo.
Gracias a ello todos los hijos tanto de sus tíos y de sus tías son gente productiva, gente buena, o sea su abuelo, padre y don Adolfo, sus hijos y ahora sus nietos están hablando de él y de sus primos, de esa gran familia que conformo don Antonio Guerra (Harp).
En 1960 su padre y sus tíos se separaron de El Venado y se abrió La Mercería Hidalgo, en las calles de Hidalgo esquina con Aldama que era propiedad de su padre, se tenía también La Gacela, fábrica de hilos e hilados en Corregidor Gutiérrez.
Al abrir su padre ese negocio don Adolfo lo empezó a ayudar, pero ocho días antes le dijo “A ver si tuvieras un negocio te atreverías a ir a trabajar primero con alguien extraño”, y le contestó usted ordena papá, a ver demuéstramelo. Sin decirle nada cruzó la calle y fue a ver a don Eduardo Hernández (papá de las estimadas damas Lupita qepd. y doña Yola Hernández Carrillo) que tenía la ferretería Hernández, allí, exactamente enfrente de El Venado.
¿Le dijo a don Eduardo quiero que me dé chamba, y le contestó que vas a poner otra ferretería? Lo que quiero es demostrar a mi padre que no me da pena trabajar en un negocio extraño.
Ahí se mantuvo 15 días, cuando su padre se dio cuenta, lo abrazó y le dijo, que bueno que no tienes prejuicios en tratar de trabajar en otro lado. Él estaba seguro de que don Adolfo le iba a apoyar en la mercería.
Empezaron a trabajar, abrieron un 5 de septiembre de 1962 “La Mercería Hidalgo”, exactamente dónde estaba el Zepelín en la esquina y en medio estaba la dulcería Santa Julia.
Esa casa la habían adquirido su papá y sus tíos, entonces se hizo una puerta atrás, un pasillo para sacar la mercancía por los dos lados, la de la esquina y la del zaguán. Se solicitó la desocupación de la dulcería Santa Julia contándoles que se requería para negocio personal.
Y así nació “La Mercería Hidalgo”, les iba muy bien, su padre llevaba la batuta y todo lo demás, en 1962 el mismo año en que se abrió dicha mercería don Adolfo contrae nupcias con doña Edith Lajud (qepd), ella viene del Distrito Federal (CDMX) aunque nació en Xalapa, Veracruz, y desde entonces empezaron a ayudarle a su padre, hasta en 1994 que muere y deciden separarse los hermanos para evitar estar muy amarrados con los hijos, al casarse él iba a tener a sus hijos y don Adolfo a los suyos entonces podía ser un problema y decidieron partir la tienda como lo dejó estipulado su padre.
Su hermano se puso a trabajar en la mercería, la cerería y la papelería y don Adolfo manejaba lo que era parte de perfumería, juguetería, regalos y algo de ropa de mujer. Sin embargo, tiempo después tuvo que cerrar por falta de afluencia por el gran desarrollo que detonaba ya la ciudad de Toluca y Metepec; antes de morir su padre llegaron al centro de Toluca Woolworth y Sears; Woolworth se instaló en lo que fue la cervecería de los Gasca y Sears en el portal Constitución.
Don Adolfo tiene un inmejorable recuerdo del trabajo con su padre, su progenitor tenía muchos amigos, siempre la gente pasaba a saludarlo con mucho cariño, él, don Adolfo veía el don de gentes que tenía su padre, trataba muy bien a las personas. Ejemplo salían a las siete y media de la mañana de la casa del campo, caminando por Aquiles Serdán bajando por el Teatro Morelos, tomaban Independencia, entraban a la Santa Veracruz a sus oraciones, salían cruzaban al negocio a abrir los candados para después levantar cortinas y empezar el día a las nueve de la mañana. hasta las ocho de la noche.
El recuerda a las personas que en esos momentos tenían presencia en el lugar por mencionar algunos Los Benavides (farmacia) Anuar Maccise, Gustavo Tapia (tienda de ropa), Eduardo Hernández (ferretería), Pablo Isaac (tienda de ropa), los Macedo (abarrotería), los Faure López (tienda de ropa), los Corona (perfumería y mercería), los Arratia, oriundos de Tenancingo; que por cierto en esta farmacia actualmente venden de los mejores ates de membrillo caseros de Toluca , los Abraham (mercería), conoció a parte de la gente del portal Constitución, el restaurante del Rey (Martínez), el Cedro de Líbano (Nader), a don Benigno Rojas (dentista), a los Millán (panadería), los Muciño (periódico y revistas).
Comenta también que su padre le platicaba sobre los señores Plata, personas destacadas en la vida social y política en esos tiempos, Moisés Plata que tenía una fletería, casi dando la vuelta de Rayón hacia Juárez, también tuvieron su imprenta en la avenida Libertad (hoy Hidalgo) ubicada en la casa de mis muy estimados tíos, doña Emelia Ozuna de Solalinde y Jesús Solalinde González este inmueble junto a lo que fue el famoso e importante Teatro Principal y años después el conocido cine Rex, ahí comentó su padre de don Adolfo, contrajo matrimonio el licenciado Adolfo López Mateos con Eva Samano Bishop (gente muy allegada a los Plata),
Así mismo hace mención don Adolfo de cuando entró de gobernador el licenciado Juan Fernández Albarrán y su esposa doña Consuelo Rodríguez de Fernández Albarrán (Chelito), y comentando una anécdota que venía caminando el gobernador y don Gustavo Barrera Graff en ese entonces Secretario General de Gobierno y los saluda su papá llamando la atención, porque los conocía y le comentan vamos a tirar sobre esta acera (Aldama), porque en la contra esquina esta teléfonos de México y sale muy caro es cuando también tiran gran parte de la casa Barrera ya escrita en una anterior crónica.
Desde la mercería se veía como pasaban los políticos, fueron conociendo a los diferentes presidentes municipales, habiendo una relación estupenda con ellos ya que en esa época y hasta no hace muchos trienios eran gente conocida y connotada de Toluca, gente decente, entre ellos a Don Felipe Chávez Becerril, Jaime Pons Hernández, Alfonso Gómez de Orosco, Arturo Martínez Legorreta, Agustín Gasca Pliego, Jaime Almazán Delgado, Emilio Chuayffet Chemor, Enrique González Izunza, Yolanda Sentíes Echeverría, Alejandro Ozuna Rivero entre otros.
Don Adolfo toma posesión como presidente de la Cámara de Comercio de Toluca en el periodo (trienio) del licenciado Arturo Martínez Legorreta (qepd), como presidente municipal (mi muy estimado suegro excelente servidor público y un inmejorable ser humano, como lo comenta mi buena amiga Martha Hilda González Calderón, Patrimonio De Toluca) teniendo una magnífica relación amistosa y de mucho apoyo, llegando don Adolfo a pedir a don Arturo y a Ignacio Hernández Orihuela, quien fungía en ese momento como tesorero del municipio y de quien se comentaba era muy duro, que si podía poner un escritorio ahí en la tesorería para que el que llegara a pagar sus licencias la cámara le daba su licencia de comercio, comentando don Ignacio no, mejor dales primero la licencia de comercio y luego que pasen conmigo.
Luego su antecesor el doctor Humberto Gómez Escamilla le decía que había que regalar un premio al mejor empleado y don Adolfo recuerda que en Hacienda, una empleada de las que estaba en Tesorería pagando cheques, trataba muy bien a las personas y a su vez muy eficiente no recuerda el nombre, se le regaló un reloj y un cheque por dos mil pesos en ese entonces mucho dinero y entonces también el señor Gustavo Tapia González quería el seguro para los bomberos (seguro de vida) y lo siguieron manteniendo hasta hace poco que ya no se da.
Don Adolfo comenta que la Cámara ha ayudado a mucha gente un ejemplo cuando se quemó la Fábrica de Jabón Salgado fue la Cámara quien prestó el dinero para apoyarlo. A varios comerciantes importantes se les apoyaba con el dinero o se les conseguía créditos.
Eso eran cosas muy buenas, después se dio a la tarea de crear la Federación y se instituyó la Federación de Cámaras y se empezó cuando todavía don Adolfo estaba al frente. La Cámara en Toluca estaba ubicada en Galeana, en consecuencia a un accidente de derrumbe de dicho inmueble se habla con el Consejo para ver que se podía hacer y ver la posibilidad de comprar un edifico fueron Jorge Canales y don Adolfo a ver a don Sergio Mena para que les vendiera el edificio ubicado en Pino Suarez casi esquina con Paseo Tollocan junto al Toks (ya no existe) enfrente del Club Toluca, y les comenta a los interesados, si se vende el edificio, fue hasta que entro Jorge Canales de presidente de la Cámara cuando se vende el predio(Galena) y se junta algo de dinero para comprar el edificio se da un enganche de 50 mil pesos y quedan de firmar ante notario, las escrituras en 15 días porque ya les iba a pagar Nacional Financiera. Les dan el dinero y con eso fueron a comprar el edificio con más de tres mil metros de superficie tenía dos salidas una por Pino Suarez y otra por Paseo Tollocan.
Esta fue una acción para hacerle un bien a la ciudad de Toluca y lo hicieron muy bien luego siguió al frente de dicha Cámara Jorge Canales, Ernesto Nemer, Cuco Mondragón entre otros y así siguió todo.
Don Adolfo y su gentil esposa doña Edith (qepd) fueron prominentes socios del prestigioso Club Rotario de Toluca, caracterizándose por realizar una indiscutible loable labor por el sector más vulnerable de nuestra población.
Hoy en día, el estimado don Adolfo se encuentra rodeado del cariño de dos de sus hijos, yerno, nueras y nietos después de la gran pérdida de su esposa doña Edith y de su hijo Adolfo a consecuencia de la pandemia.
Un abrazo con estima a tan afable y estimada familia.