Solo es una reflexión que pretende impulsar el
mundo de las ideas, los valores y las actitudes.
El abandono.
Leonardo Kourchenko, en su columna La Aldea, del 9 de marzo pasado, publicada en el diario El Financiero, bajo el título “Del Mazo se pliega… Alejandra, sola”. Elabora un retrato de lo que, aparentemente, está sucediendo entre el titular del poder ejecutivo estatal y su posición con respecto al proceso electoral en ciernes del Estado de México. De acuerdo con esa descripción editorial, el Gobernador fijo su postura sobre el tema y lo hizo de frente a la candidata de la alianza, Va por el Estado de México. Previo a advertirnos de que la información proviene de círculos cercanos a la candidata; la nota, reproduce una conversación entre ambos personajes en donde el primero, dice lo siguiente: “no habrá recursos del gobierno para tu campaña, ni para ninguna otra cosa. A partir de ahora, estás sola. Sentenció lapidario el gobernador mexiquense” cierro cita.
Pero ahí no acaba la cosa, ya que esa nota que leímos en el diario matutino, termino siendo configurada y completada aún con mayor claridad, en la noche del mismo jueves; pero ahora, en voz de un periodista distinto, Carlos Loret de Mola, quien a lado de su compañero Víctor Trujillo en su papel de Brozo; también, realizaron comentarios al respecto. En el episodio 61, transmitido en su portal de Latinus por internet, Carlos Loret, expreso lo siguiente: “las señales que ha estado mandado, Del Mazo, últimamente; yo no sé si voluntaria o involuntariamente, es que ya entrego…”, haciendo referencia sobre el territorio mexiquense, y continúa diciendo: “Sí, Del Mazo no lo ha entregado, tendría que preocuparse muchísimo, porque esa sensación es la que está mandado”, “ya nada más falta la embajada para cerrar…”, “a ver en que termina la historia del estado de México…” concluye diciendo Loret, en tanto, su compañero Brozo, asentía con la cabeza mostrando coincidencia en las expresiones de su compañero copiloto, mientras conducía su nuevo vehículo Tesla.
La orfandad.
De acuerdo con la Real Academia Española, orfandad significa: estado de huérfano y a su vez, el vocablo huérfano, significa estar bajo una condición de falto de algo, especialmente de protección. En materia política podemos decir que la orfandad constituye la ausencia forzosa o voluntaria de sus principales líderes políticos, quienes brindan orientación, dirección, seguridad y protección a su grey.
La manera como termino el sexenio pasado tuvo sus repercusiones. En particular en el PRI. Fue allí, donde mayormente sufrieron los efectos de la orfandad política. Basta con echar un vistazo a esa poderosa construcción de equipos políticos a partir de la presidencia de la República y las redes de intereses de los influyentes secretarios de estado de ese momento y visualizar que ninguno de esos poderosos políticos se aparece en territorio mexicano, a menos que sean legisladores y sea su fuero lo que, los mantiene en una legal libertad en el país.
Los que están ausentes, se encuentran bajo un auto exilio “voluntariamente a fuerzas” en el extranjero o en su casa, por lo que no les es posible brindar protección absoluta a quienes les sirvieron y que forman parte de su clase política.
Quedaron atrás, nueve décadas del poder político mexiquense que se decía insumergible. Se complicó gravemente la situación política para quienes dependían de ello. Solo quedaron cientos de huérfanos faltos de un líder protector y guía.
Los defectos congénitos que la orfandad política produce, sobre todo en el Estado de México, se puede decir que son estructurales y funcionales. En primer lugar, porque perdieron la orientación y el orden político que les dictaba su líder ausente y en segundo lugar sus definiciones, al no formar parte de una “instrucción superior”, dejan de tener sentido dentro de grey y se alejan de los deseos y las expectativas de los mexiquenses.
Además, sus alianzas no alcanzan a cobrar suficiente fuerza, porque han perdido autoridad moral, ante la acumulación de señalamientos de actos de corrupción y traición de ausentes y de los que aún permanecen por acá. Constantemente quedan atrapados dentro de sus historias del pasado reciente que revierte cualquier intención de cumplir con los compromisos que asumen. Así, fue como sucedió en el acuerdo de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura mexiquense, en donde no pudieron o no quisieron entregársela a sus socios del PAN. Ellos, a diferencia de MC, no quisieron dar un paso a un lado, prefirieron mejor desplazar a sus socios, antes que verse comprometidos a cumplirles, era más sencillo y cómodo.
Sin duda, la orfandad que sufre el PRI mexiquense es un auténtico desgarro desde su interior.
Es este, el momento, de su mayor debilidad y vulnerabilidad, cuando pasan por una doble marginalidad, el abandono y la orfandad política. Lo más desolador de todo lo desolador que representa esta doble tragedia es que, no hay nada, absolutamente nada, que ayude a salir del pozo en el que se cayó.
Por un lado, se encuentra el vacío político del abandono ( por sí mismo) de grandes dimensiones. Es un enorme agujero que desestructura a cualquier organización por poderosa que se sienta y por el otro lado, la presencia, en todo momento y lugar, de la sensación de orfandad. Es cuando desaparece su sentido de pertenencia, de vínculos y redes de intereses. Desde allí, desde esa doble tragedia de abandono y la orfandad del priismo mexiquense, es desde donde, poco a poco, se va construyendo la alternancia política, tan necesaria y urgente, en el Estado de México.
Ahora, mis preguntas finales, respecto al abandono, ¿Qué tan grande es el hueco del abandono político? ¿La orfandad, dará paso a una nueva identidad partidista? ¿Cómo va su trámite de cambio de domicilio de “Alito”, se considerará ya un potencial votante mexiquense más?
Hasta aquí con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.
Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook e Instagram: Guillermo Calderon Vega