Hoy hablaremos de un personaje disciplinado, caballeroso, filántropo ya que ayudó a varias instituciones de Toluca, tuvo su negocio de telas y fungió como presidente municipal de Toluca 1946-1948; durante la administración estatal del licenciado Alfredo del Mazo Vélez; él es el afable y hombre de bien, don Antero González Torres.
Esta remembranza es por parte de su nieto Don Antero González (Anterito así le decía su abuelo), recordando vagamente en su niñez que lo tenía deslumbrado porque el abuelo era el presidente municipal de Toluca; quien a su vez contestaba el teléfono de casa manifestando “casa del municipal” ya saben los niños como son, porque quería ser presidente municipal.
La familia la conformaban los abuelos, la tía, sus padres de Anterito; para él esa era la casa, tiraban, rompían lo que fuera y, nunca los regañaban, les decían eso no se debe hacer, demasiado consentimiento y paciencia de parte de los abuelos. Su abuela tenía el carácter fuerte, pero con los nietos jamás; el abuelo (don Antero), ni se diga, era un pan, trabajaba en el cajón de ropa que le llamaba: “Las Telas”, entonces los nietos se metían a la tienda y les comentaba el abuelo dile a tu abuelita que por favor te de tantito “tenmeaca”, con un poco más de “temboruco” y los nietos abuelita esto.
La tía una bella persona, siempre consintió mucho a los niños, ella fue la última que murió a la edad de 91 años, todos los hermanos estaban muy sanos. La muerte de la abuelita fue intempestiva para todos, pues el abuelo (don Antero) se veía más acabado, pero en general estaban de maravilla.
A la muerte de la abuela, el abuelo le sobrevivió seis meses, porque no resistió el fallecimiento de su esposa por el gran amor que se tenían.
Cuando el abuelo creó y puso el negocio de las “Telas”, su hijo el papá del narrador estudiaba la carrera de Química en la Ciudad de México (otrora Distrito Federal) quedándose a trabajar en la misma ciudad, en el tiempo en que el abuelo va a fungir como flamante presidente municipal de nuestra Toluca, le habla a su hijo para que regresara para atender el negocio, y desde ese entonces trabajaron juntos dicho establecimiento.
Nos comenta su nieto que en ese entonces el presidente municipal no recibía sueldo, a don Antero le costó ser presidente municipal, ponían en aquella época al frente del H. Ayuntamiento a gente honorable de la sociedad toluqueña, que precisamente por eso llegaban, por ser destacados personajes en el sector social.
Recuerda su nieto que fungiendo ya como presidente municipal de Toluca, don Antero y familia salían los domingos a dar la vuelta y el paseo era ir a ver los pozos de agua que hacia el municipio, y a la vez revisar cómo estaban trabajando; comenta que era ver el pozo, el otro que estaban construyendo, de esto recuerda mucho, son momentos que se quedan muy marcados en la mente y vida de uno como niño; también los llevaba a la estación de tren, así mismo les inculcó mucho el amor a la naturaleza del como admirar una puesta de sol, de ir a ver los helajes (frío intenso) lo cual ya tenían sus puntos específicos en las afueras de la ciudad donde paraban el coche para visualizar lo antes comentado.
El abuelo nunca manejó, tenía su chofer y en diferentes épocas del año nos llevaba a una juguetería en el centro de la CDMX (otrora Distrito Federal) que se llamaba “JUANUCO”, y le decía a mi papá a ver Antero escojan, al narrador le decía Anterito, a Luli se le quedó Luli y a Silvia (qepd) mamá, fue la consentida de sus padres y de sus abuelos.
El nieto recuerda programas de televisión como el Teatro Fantástico que era el cuento de cachirulo que lo transmitían de las siete y media a las ocho y media de la noche; los domingos era estar presente con su chocolate, siempre se procuraba llegar a esa hora para ver dicho programa el famoso teatro Fantástico, el cuento del fanfarrón, el hada madrina etc.
Empezaron a existir las series en televisión como Lassie, Furia, El llanero Solitario, El Agente de Cipol, El Avispón Verde, El Show de Carol Burnett etc., esto visto en una televisión que adquirió don Antero Jr. en un poco más de 50 pesos que para la familia era todo un acontecimiento el ver los programas de televisión juntos, dicho aparato se lo compró a don Eulalio Torres Muro, quien tenía la distribución de General Electric en esta ciudad.
También comenta cuando llegaron los primeros perros calientes (hot dog) en la nevería Elite ubicada en Bravo casi esquina con Hidalgo enfrente de los baños María Teresa (hoy en día establecido un edificio propiedad de la conocida familia Mena),los tacos de Luchita, que fueron un gran referente en su época, los tacos de El Sol de la famosa Rosita, con sus tortas de bombas, salpicón, sus famosas flautas de carne, reforzados, mole verde etc.; la tienda de ultramarinos el Gallo Blanco de la familia Guadarrama, don Pedro y Chente Guadarrama, la rebozaría Gaytán, la cremería de Rosita, las famosas tortas de Sotero Moreno en el conocido Hotel San Carlos.
Por otro lado, Anterito nos cuenta que su papá Antero Jr. fue siempre de autos Ford y cambiaba su auto cada dos años, recuerda que una vez por el año de 1959, don Aurelio (abuelo) era de Chevrolet, Antero Jr. compró dos coches de marca Ford a la familia Sánchez, uno de dos puertas (para Antero Jr.) y otro de cuatro puertas para don Antero; cuál fue la sorpresa cuando llegó Antero Jr. con el coche para regalárselo a su papá y se dio una enojada por el haberle cambiado la marca de coche.
El mismo nieto evoca también, que en realidad él no ha seguido con la tradición de tener autos Ford, no está casado con ninguna marca, si tiene un auto Ford comenta que son muy buenos autos, pero una vez que Antero Jr su papá, se compró un Malibú, le encanto, pero a él no le alcanzaba para comprar uno, entonces se compró el modelo anterior un Malibù clásico y desde entonces maneja un auto Ford y un auto Chevrolet.
Platicando de su feliz infancia, hace memoria, a su madre no la cambiaría, su padre Antero Jr. muy exigente, estricto, le reconoce todos sus valores.
Dentro de sus capacidades, de lo que podía y lo que creía que debían ser, podría tenerlo, pero siempre cumpliendo lo que te tocaba realizar y eso era muy bueno; por otro lado, los abuelos fueron un amor, así como la tía, les dieron una niñez muy tranquila y feliz, puede haber mejor, pero es lo que conocemos.
Comenta que vivió muy a gusto y se quedaría con esa vida, aunque cuando se reencarna se dice que no reencarnamos en lo que se quiere, sino en lo que debemos crecer, entonces no nos tocara, pero si nos tocara decidir, elegiríamos lo mismo.
