Hoy hablaremos de un gran personaje referente en la historia empresarial de Toluca como el fundador de los famosos Moscos “La Miniatura” de don Adolfo Almazán Garduño, casado con distinguida dama toluqueña doña María Solalinde González.
Estos datos fueron proporcionados por mi amiga Marthita Almazán Contreras hija del buen José Luis Almazán Solalinde el famoso (PISPI) y nieta de Don Adolfo;
Don Adolfo Almazán Garduño, nace en Valle de Bravo ahí su familia tiene una tienda de jarcería llamada La Miniatura, donde aprendió a elaborar licores.
En los años 20's, la Revolución lo obliga a emigrar a Toluca, donde replicó La Miniatura y continuó la elaboración manual de licores para su familia y conocidos.
En noviembre de 1933 don Adolfo registró la marca como los “Moscos”, licor 100% toluqueño, instaló su fábrica que fue la número 10 del país de productos de bebidas alcohólicas y decidió enfocarse al licor de naranja porque que era el más solicitado y acuñó la frase "Visitar Toluca y no llevar una botella de Moscos, es como ir a Veracruz y no nadar en el mar" . Después ese puerto fue sustituido por Acapulco, que se volvió más popular.
Este negocio se llama “La Miniatura”, ubicado en Portal Reforma, ahora con el número 116; otrora número 29.
A través del tiempo han cambiado la botella y la etiqueta: los primeros envases eran redondos, de vidrio soplado, luego fueron reciclados.
Se optó por envases nuevos, cuadrados, con tapón irrellenable como medida de seguridad para que no se pueda alterar la bebida.
En la tienda se vendían abarrotes, chorizo que en esa época estaba en auge, crema, todo lo que era local, y a través del tiempo la tienda fue muy conocida y reconocida por su atención y control de insumos. De igual manera, se manejaban licores, don Adolfo los hacía y de muchos sabores, pero al final de los años 20´s la gente le pedían mucho el de sabor de naranja.
En esa época el clima de Toluca era demasiado frío, la zona era agrícola y la gente salía a trabajar al campo desde muy temprana hora. Por esa razón, se tomaban un trago fuerte y después se iban a trabajar. Le decían al abuelo (Adolfo) que les diera unos más fuertes, por esa razón, él decidió hacer diferentes graduaciones de alcohol y como realmente el que más se desplazaba era el de naranja, pues decidió poner una fábrica. Eso lo hizo en los años 30´s.
Don Adolfo, registra la marca “Moscos”, con cuatro graduaciones de alcohol. A las graduaciones de este licor le pusieron las letras de su apellido: la A, la más ligera de 19 grados; la AL, es de 31 grados; la ALM, es de 43 grados y la ALMA, es de 45 grados.
Una vez registrada, comenzó a participar en las ferias que se hacían en toda la República y José Luis lo hizo en ferias internacionales como Panamá, Japón, Corea, Estados Unidos, Alemania y China. Ahí empezó a ser reconocido y desde esa época, hasta nuestros días, se sigue elaborando el licor de naranja de una manera muy tradicional y artesanal. Aunque se ha cambiado parte del proceso, que es filtrado por algo más rápido e industrial, pero finalmente la primera parte del proceso, que es la elaboración del licor, sigue siendo como antes, es decir, en barricas de roble blanco que se ponía el destilado con la fruta, naranja con la miel y se iba dejando el licor. Ese proceso tiene 11 o 12 meses, después se filtra y se embotella, para tener como resultado el licor que es ya algo tradicional en Toluca.
El local era más grande ya que estaban ubicados en el local 29 que era con puertas mucho más extensas, en algunas fotografías que circulan de Toluca antigua se ve una pequeña parte de la tienda, no se ve el letrero completo, era una tienda con puertas de madera más o menos como la ferretería de “La Ciudad de México” de don Filiberto Hernández (será otra larga crónica de esta gran ferretería donde jugué parte de mi niñez con mi entrañable amigo Filiberto Hernández Villar), los mostradores y la barra eran de madera tallada, la caja registradora que se tiene actualmente es una caja antigua de casi 100 años, después se cambiaron a otro local que está ahí junto, pero como era más pequeño no se hizo con el mobiliario original. En el local de al lado estuvieron cerca de 20 años. Cuando estaban en la terminación de la Catedral de Toluca fue cuando se pidió que se desocupara el espacio para sacar la puerta de la Catedral y por esa razón, se cambiaron a donde se ubica actualmente con más de 30 años en el que se utilizó otro mobiliario.
El famoso Pispi (primo hermano de mis queridas primas Graciela, Lupita y Emelia Solalinde Ozuna) contaba que su papá don Adolfo decía que la gente le llegaba a pedir su licor, pedía un trago, luego otro y otro. Y comentaba, ya nos picamos, porque es un licor dulce, y como los consumidores se picaban, él decía que era mosquito, que el licor era un mosco que picaba.
En ese entonces quienes llegaban a consumir dicha bebida, platicaban con los amigos, tomaban una copa, luego otra y como el sabor es agradable, se picaban, de ello se deriva el nombre de “Mosquito” al licor, además de cuando pedían el de mayor grado de alcohol ALMA de 45 grados por lo fuerte, cuando se le da el primer trago siente un piquete en la garganta por ello el nombre.
Mucha gente decía él porque había muchos mosquitos en las botellas, pero no, ya que las únicas botellas que traen gusanos son las de mezcal. En sí el nombre de “Moscos” es porque al beber se pica la gente a seguir tomando.
Toluca es muy diferente, don Adolfo comentaba que la ciudad fue siempre una zona agrícola. La estación de tren fue muy importante porque había mucho transporte de mercancías. Entonces era un lugar de mucho movimiento económico, y una ciudad provinciana, que ahora decimos en dónde quedaron muchísimos edificios y casas. Sin embargo, hay algunas casas que se han mantenido, este negocio se ha mantenido porque son productos de calidad y porque se le ha puesto muchas ganas en las tres generaciones Adolfo, José Luis y Martha Almazán.
Tener este negocio es mucha responsabilidad, pues se tiene la obligación de dar a conocer parte de la ciudad. No solo fueron licores lo que se ha ofertado, también la crema, el chorizo y pues realmente no se quiere perder.
Los planes es crecer y volver a exportar; en algún tiempo se hizo, después se dejó y ahora nuevamente es la idea para seguir dando renombre a Toluca con un producto de excelente calidad y que compita en cualquier mercado.
Esto se debe a que se hace con fruta natural, eso se sigue haciendo como hace más de 70 años, se usan las barricadas de roble y de madera natural que va extrayendo el sabor de la naranja.
Toluca ha crecido mucho, después del terremoto del 85, mucha gente de fuera sobre todo de la ciudad de México llegó a vivir aquí; y como ha sido una zona industrial, esto ha detonado aún más su crecimiento.
La mayoría de los clientes en el negocio son gente de fuera, curiosamente no son nativos de Toluca; vienen al centro y dicen que está muy bonito, que lo ven muy cambiado.
En la época de Adolfo López Mateos, el licor cobró mucha importancia y fama, porque aquí se tiene el licor ALM y como coincidían con las siglas del licenciado, pues lo regalaban mucho cuando llegaban visitantes extranjeros.
Realmente siempre ha sido así, otro ejemplo es la visita del embajador de Japón a la ciudad de Toluca donde pasó al negocio, artistas como Rafael y César Costa, la gente reconoce que es algo típico que gusta, les sabe rico y pues adquieren el producto.
Todo esto es un orgullo, ya que es un negocio bonito, artesanal que es ya referente a la ciudad; es ORGULLO Y COMPROMISO DE FAMILIA HACIA LA CIUDAD.
Hay muchos licores, en muchas poblaciones del Estado, ejemplo Tenancingo siendo, muy parecido el procedimiento, pero “Moscos” registró la marca en 1933. La diferencia entre todos los licores y los “Moscos” son las graduaciones del alcohol, y obviamente el sabor que son únicamente de naranja.
Hubo un programa en Univisión de Sofía Vergara, donde se promovió mucho el negocio en la televisión, obviamente mucha gente venía y quería conocer el lugar.
Este tipo de cosas son satisfactorias para la familia, ya que mucha gente sigue consumiendo el producto los “Moscos” y los sigue también conociendo.
En otro sentido y en relación a la colección de las cajetillas de cigarros que tuvo a bien hacer José Luis Almazán Solalinde llegando a coleccionar más de 60 mil, empezó en cierto viaje que realizó, le regalaron una cajetilla con su fotografía, detalle que le gustó mucho. En ese viaje logró juntar varias cajetillas de cerillos y como era joven se le hizo muy llamativo y decidió coleccionar los cerillos. Empezó a viajar y a donde iba pedía o buscaba las cajetillas de cigarros.
En la época de los años de los 60´s a los 80´s, se puso de moda que todos los negocios se anunciarán a través de cerillos, entonces era muy fácil viajar y encontrar cajas de cerillos en todos los lugares. Empezó a juntar cajas de amigos que viajaban y se las regalaban. Después de fallecido el buen Pispi sus hijos Martha y José Luis siguen coleccionando cerillos, aunque la situación de que en la mayoría de los lugares no se puede fumar y cambió la moda, muchos prefieren encendedores y ya no es tan fácil encontrarlos.
Regalo de Reyes a mi estimada Marthita Almazán Contreras y a su José Luis.