La asociación Grupo Letras

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Publicado en Opinión

La asociación Grupo Letras

Lunes, 22 Abril 2024 01:00 Escrito por 

Hoy nos abocaremos a un grupo, del que como veremos se han originado algunas benéficas consecuencias en el desarrollo de la literatura y la edición de libros: ¡Grupo Letras!

No creemos, ni creíamos cuando fuimos jóvenes, que la historia comenzará con nosotros. Las asociaciones literarias, en efecto, iniciaron en Toluca desde el siglo antepasado. En 1867, Feliz Cid del Prado-gran personaje de la época fundó y presidió el Liceo Juárez, del que, por cierto, formaron parte distinguidas damas como Margarita Moreno de López y Luz Presa de Gómez. Otro grupo, también del siglo antepasado, fue la Sociedad Científica y Literaria, fundada en el mismo Instituto, por el sabio naturalista don Manuel M. Villada. Pero en verdad, no tengo la intención de realizar una historia de las asociaciones literarias de Toluca, sino de hablar de un grupo. Fue allá por 1952, cuando el poeta Guillermo Ménez Servín y a Rodolfo García G., se les ocurrió formar un grupo que, persiguió como objetivo impulsar la producción literaria, y editar la obra de los asociados, se denominó a la asociación Grupo Letras. 

Formando parte de esta agrupación, tanto jóvenes como viejos, algunos de sus miembros fueron, desde entonces, personajes en la vida pública de nuestro Estado, enumerando  como fundadores y socios; Guillermo Ménez Servín, Gustavo G. Velázquez, Josué Mirlo, Alejandro Fajardo y Fajardo, Ernesto O. Colón, Moisés Ocádiz, Orlando Silva Pulgar, Ignacio Medina Ramos, Juan Rosas Talavera, Joaquín Murrieta Cabrera, Carlos Hank González, Alfonso Solleiro Landa, Lorenzo Camacho escamilla, Eugenio Zafra Madrid, Esteban Nava Rodríguez, Adalberto Franco, Gonzalo Pérez Gómez, Luis G Camarena, Ignacio Pérez, Eliseo Suarez, Alfredo Olguín, Abraham Caballero, Fernando Ramírez, Rubén Balbuena, José Osorio, Rafael B. Muñoz, Horacio Corona Olea y Rodolfo García G.

Varios folletos publicó el grupo letras, en tirajes que, en virtud de nuestra pobreza, nunca fueron más allá de los mil ejemplares. De todas maneras, esas modestas publicaciones, sirvieron para despertar en sus socios, la idea de publicar por cuenta propia, prescindiendo de la ayuda oficial, no siempre generosa y oportuna. A propósito, los escritores de hoy en día, jóvenes y viejos, cuentan con facilidades que no se tenían anteriormente. Como ejemplo, el calvario que sufrió don Lázaro M. Muñoz, para ver publicado su libro de jeroglíficos, que una pasada administración le imprimió en la extinta Escuela de Artes y Oficios. ¡El libro apareció publicado diez años después de haber entrado a prensas! Unas veces para trabajos urgentes, se disponía del papel del libro de don Lázaro. Más tarde se repondrá, comentaban los burócratas. Y si se suponía; pero después de un año. Proseguía la impresión con la lentitud de una tortuga, y, para colmo, cuando ya el libro estaba a punto de aparecer, se incendiaron los talleres de la Escuela de Artes. A tres años de distancia de este suceso, por fin apareció el libro.

 

fundadores grupo letras toluca

 

Alejandro Fajardo y Rodolfo García, después de la desaparición del Grupo Letras, siguieron con la idea de editar, reuniéndose a tomar café en el entonces remodelado y referente restaurante del Hotel San Carlos (Jaime Pons Hernández), Alejandro teniendo la idea de publicar una revista literaria; Rodolfo, por lo contrario, se inclinaba por editar folletos y libros. Entre sorbo y sorbo de café, una vez de acuerdo, se pusieron a discutir el nombre de la flamante editorial, proponiendo varios, que al final de cuentas se decidieron por el Cuadernos del Estado de México, diseñando sobre una servilleta la portada de la primera publicación de esa editora estatal: el cuento La Caballona, de Josué Mirlo. Se unieron a su idea quijotesca el ingeniero y gran historiador José Yurrieta Valdés y Edmundo Calderón. Yurrieta llevó muy lejos su idea. La editorial andaba por el título número 55 (1971), amén de los que estaban en prensa. En los cuadernos figuraban obras, en su mayor parte, de autores estatales y, constituyen desde ese tiempo una fuente inapreciable para la historia de la literatura en nuestra entidad.

Para los cuadernos, hasta el momento en que Rodolfo tuvo injerencia en ellos, la Escuela de Artes y Oficios fue altamente benéfica. Los empleados de los talleres-linotipistas, prensistas, formadores eran sus amigos, y reducían los presupuestos. Además, les permitían revisar al máximo sus ediciones. Una vez hubo en que detuvieron una prensa para hacer una última corrección de linotipo. El cuidado puesto, valió un elogio del poeta don Enrique Carniado (mi taza de plata con olor a sacristía), elogio que guardó como un tesoro. Hoy en día, por lo que se ve al apoyo oficial, la edición de libros está en jauja. Es verdad que gobernantes como Villada, fue tipógrafo, Salvador Sánchez Colín, Carlos Hank González y Jiménez Cantú; dieron un gran impulso a la publicación de libros y folletos, dando el alcance que esta actividad al sorprendente estímulo que hoy tiene. Una de las administraciones que patrocinó la publicación de tantos libros fue la del profesor Carlos Hank Gonzales (socio del Grupo Letras) publicando algunas de las ediciones por medio de Mario Colín Sánchez, siendo insuperables, tanto por su contenido como por su magnífica ejecución tipográfica. Algunas otras son joyas bibliográficas; tal como la Antología Juarista, quizá una de las ediciones más costosas que ha patrocinado el gobierno.

En su corta vida del Grupo Letras publicó tres folletos: Ignacio Ramírez por Gustavo G. Velázquez; Mariposas Fugitivas, por Laura Méndez de Cuenca, y La Segunda Cosecha, por Sergio Ernesto Ordoñez Colón.  ¿Habrá influido en algo el despertar de las letras estatales la lejana formación del Grupo Letras?

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Gerardo R. Ozuna

Toluca: Rescatando identidad