Gobernadores del estado porfiristas
Canal DigitalMex WhatsApp

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

Gobernadores del estado porfiristas

Lunes, 09 Septiembre 2024 00:01 Escrito por 

Muchos toluqueños, o cuando menos una parte de ellos, conocerán los alegatos que el general Jesús Lalanne presentó ante la Suprema Corte de Justicia pidiendo se le restituyera el cargo de gobernador que se le había sido arrebatado. Sin embargo, no será fácil para las nuevas generaciones recordar un episodio casi olvidado que corresponde a los años de 1884 y 1885. Lalanne había sido un gran soldado patriota y había vencido a Márquez el “Chacal” de Tacubaya. Su hoja de servicios en la lucha contra la intervención francesa era muy muy brillante. Quizá eso sirvió para que el general don Porfirio Díaz se fijara en él y le diera el virreinato del Estado de México. Vino después a Toluca; pero dictó medidas jacobinas (este término hace referencia al club francés de los jocobinos, que no debe confundirse con los jocobitas escoceses) y cometió el gran delito, que otros gobernadores no han querido cometer, de exigir el cumplimiento de las Leyes de Reforma. A Jesús Lalanne le aconteció lo que al Nigromante: las clases clereciales, apoyadas por don Porfirio, lo quitaron de la gubernatura, de manera que en 1885 el liberal puro se alejó, con amargura de Toluca.

 

jesus lalanne

 

En Tlalnepantla existe un teatro que lleva el apellido de Zubieta. En México existe un licenciado Manuel Zubieta, hijo del médico Manuel Zubieta. En primer Zubieta en cuyo honor se bautizó el teatro de Tlalnepantla fue un gobernador del Estado de México, nombrado por don Porfirio Díaz en sustitución del general Lalanne. Zubieta se entregó a las fuerzas clericales, de manera que hacia lo que hasta hace poco un notable y destacado colaborador del gobernador Baz: cada domingo asistía a misa en el Templo de la Santa Veracruz donde los ladinos padrecitos comentan el doctor Ocaranza en sus memorias, inmediatamente que lo veían llegar le arrimaban cojines para su reclinatorio.

Llego el momento de uno de los gobernadores que le dio un gran impulso al Estado y sobre todo a nuestra ciudad capital, junto con el presidente municipal en turno José María González Arratia. Villada quizá de acuerdo con don Porfirio Díaz, siguió una política diferente a la de los dos gobernadores que le antecedieron: se mostró liberal. No asistía a misa ni tenía en su intimidad a los sacerdotes; pero no puso en vigor medidas tan extremas como las de Jesús Lalanne. Alentó a la masonería, de manera que entre 1889 y 1893 fue el periodo de mayor crecimiento de las logias masónicas de Toluca. Los principales colaboradores de Villada militaron en la masonería, así como los más destacados profesionistas de la época. El liberalismo, con sus ribetes de anticlericalismo, volvió a dar ese matiz sonrosado al gobierno de Villada, que cerraba los ojos a las violaciones que cometían los sacerdotes a las leyes de Reforma. No obstante, de vez en cuando, se realizaron manifestaciones anticlericales y se alentó el culto a don Benito Juárez, que vino a ser una honrosa tradición institutense.

 

gral vicente villada

 

Aterriza como gobernador del Estado el latifundista de Chapingo, que compro una circasiana (natural de Circacia, región de la Rusia europea), para tenerla a su servicio y que tenía en su finca animales salvajes en cuya cacería gozaba, incursiono nuevamente en relaciones públicas con el clero de México y la ciudad. No obstante, no cayó en los extremos de don Manuel Zubieta, pero la masonería perdió impulso. Casi siempre, en Toluca, la masonería ha existido al ritmo del apoyo que le prestan los políticos de más alto nivel. Desde Alfredo Zarate Albarrán, que habiendo sido expulsado de la logia Yum regresó a la logia Benito Juárez ya siendo político influyente, la masonería en nuestra ciudad ha vuelto a la situación de decaimiento que se mantuvo antes de la presencia del general Villada en Toluca. Por cierto, que la masonería vino en los años remotos, allá por 1826, cuando Lorenzo de Zavala era gobernador del Estado. Ahora vive días tristes y casi podemos anunciar, para tranquilidad del señor obispo de Toluca, que la masonería está muerta y que los principales dirigentes de ella están en sueños o comulgan cada vez que es el precepto.

Visto 1036 veces
Valora este artículo
(0 votos)
Gerardo R. Ozuna

Toluca: Rescatando identidad