Hoy hablaremos de un gran toluqueño: escritor, académico, historiador, docente, servidor público y sobre todo un conocedor de la vida toluqueña, el maestro José Yurrieta Valdés qepd; donde haremos una remembranza de Toluca y la cultura vista por él en los años 50´s.
Comenzaremos mencionando sobre la Biblioteca Enciclopédica del Estado de México creada en la década de los cincuenta, cuando don José, trabajaba en la Dirección de Turismo del Gobierno del Estado, fungiendo como gobernador en turno el ingeniero Salvador Sánchez Colín (1951-1957), comentando el maestro Yurrieta que no se tenía una filosofía y mecánica para establecer la Dirección en referencia. Se pensó en realizar primero una revista, muy pobre, de 4 páginas, después creció con el tema de turismo con escritos de personas que tuvieran conocimientos sobre el Estado de México, o que fueran nativas de la entidad. Muerta, viva o que tuviera como preocupación el Estado de México, es decir esta era la temática, comentaba el maestro José Yurrieta. También menciona que el ingeniero Sánchez Colín estaba muy interesado en los problemas.
En esa década vivían tres personajes representativos de la cultura toluqueña, Horacio Zúñiga, el licenciado Enrique Carniado y el bien llorado Josué Mirlo, cada uno con su especialidad y en su muy particular esfera de creación. Ellos fueron los que empezaron a ayudarlos. Tuvieron también el apoyo de lo que en aquel entonces era la Escuela de Artes y Oficios para Varones, que funcionaba en la calle de Mariano Matamoros, ahí se hacían las impresiones que eran muy bien cuidadas. Había un maestro encargado de la impresión que era el maestro Plieguito, Carlos Pliego, el chato Fuentes en la especialidad de encuadernación. Así fue como se fueron haciendo. El primer texto que se editó fue el único escrito en prosa de Josué Mirlo, un cuento corto llamado “La Caballona”, ese fue el primer libro de la Biblioteca Enciclopédica del Estado de México.
En su momento el ingeniero Yurrieta comentó que se recurrió a personas que no estaban aquí pero que eran oriundos de nuestra ciudad como los licenciados Isidro Fabela, Adolfo López Mateos, Agustín García López y Francisco Javier Gaxiola, quien publicó cuatro ensayos sobre la creación del Distrito Federal (hoy CDMX), y fue así como fueron sacando distintos tomos en los distintos periodos de gobierno, se continuó con la política, la vieron con buen ojo, con interés. En relación a lo anterior, para evitar el problema de agradecerle todo al gobierno se recurrió a la iniciativa privada, entre ellos don Juan Salgado Almazán, pagó la edición de “Baratijas” de Josué Mirlo, poniendo condiciones:
Primero, el primer ejemplar que salga de la imprenta, como esté, defectuoso y sucio, me lo traen, y que me lo dedique el autor; la segunda: que nadie sepa que yo lo pagué. Entonces se recurrió a gente desinteresada y con una acertada posición económica como también don German Roth, Emilio Lares. En aquella época no eran muy costosas las ediciones, el papel se los regalaba el Gobierno del Estado, papel satinado, dos caras que era canadiense; así se elaboraba todo. Después en el periodo en que el ingeniero estuvo en la Difusión Cultural dentro de la Universidad se hicieron también las ediciones, curiosamente, la Universidad estaba un poco desconfiada, había muy pocas, de hecho, se podían contar con los dedos de una mano. Después ya en el Instituto Mexiquense hubo la posibilidad de editar 460 tomos diferentes, logrando buenas colecciones y ediciones teniendo presencia en el extranjero. Nadine Bellamier, una francesa que llegó de la Universidad de la Sorbona, realizó el primero de los Códices de Techialoyan, una región que estaba formada por una serie de pueblecitos y aldeas en la ciénega de Lerma, se editó el correspondiente a San Antonio la Isla no de la Isla. Más tarde en el Colegio Mexiquense se editaron otros tomos, no se puede editar la totalidad de los Códices que en números redondos son 87, la mayoría están en la Universidad de Toulaine, Estados Unidos.
Toluca en los años cincuenta era una ciudad pequeña con olor a provincia. De hecho, al oriente terminaba la ciudad en la calle de Josefa Ortiz de Domínguez en lo que ahora se le llama Seguro Social viejo, en donde estaba la estación del tren conocida como de Los Pericos, de los tranvías de Toluca y también de los trenecitos que iban a Zinacantepec y San Juan de las Huertas, y del que iba al sur hasta Santa María Tlatlahuca. Al sur la ciudad terminaba en Pedro Cortés, y al poniente en los límites de la Alameda (Parque Cuauhtémoc). En el año de 1937, don Wenceslao Labra (casado con Rita Gómez hija del exgobernador don Filiberto G. se establecieron los talleres porque la política económica veía esa necesidad de crear artesanos especializados en ese tipo de actividades de impresión y encuadernado) quién era el gobernador, habitaba la casa donde hoy está ubicada una farmacia Guadalajara; en Hidalgo poniente esquina con González y Pichardo, que tiempo después también fue habitada por el doctor Jorge Jiménez Cantú cuando fungió como Secretario General de Gobierno; enfrente a esta casa se encontraba una quinta de don Manuel Solís (emparentado con don Manuel Camacho Solís), casado con una dama toluqueña de excelsas virtudes de apellido Echeverri y padre de varios hijos que después la tuvieron como un almacén de artículos folclóricos, más tarde su hijo Manuel casado con una dama de apellido Segura puso una tienda de artesanías que en su momento fue un gran referente para el turismo nacional e internacional.
En relación a la Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, había una tradición de ediciones que se habían elaborado con mucho desorden desde el siglo XIX. De hecho, cuando se vivió la paz porfiriana se estableció en el gobierno de José Vicente Villada la creación de la escuela de Artes y Oficios para varones al igual que para señoritas, para separarlos, en aquella época así se acostumbraba. Se establecieron los talleres porque la política económica veía la necesidad de crear artesanos especializados en impresión y encuadernación, impresión de periódicos y revistas, todo fue desordenado. Existieron revistas digamos ya un poco más permanente como los boletines de la logia masónica Ignacio Ramírez y Calzada de Toluca, se hicieron varios continuamente, primero cada cuatro meses, después cada tres meses y dos meses, obviamente estaban reservados para las tradiciones masónicas que curiosamente aquí en Toluca estaban dirigidas por notarios, eran los meros meros, la Ignacio Ramírez era dirigida por Luis Marcelino Ezeta, ahora esa logia se llama así y en su momento la dirigió su nieto Gabriel Ezeta Moll qepd.
Hubo otras logias como la de don Silvano García, era el notario número dos, era liberal el número dos de corte extremo, tuvo dos hijas y dos hijos, poniéndoles como nombres ligados a la tradición liberal de México, sus hijas se llamaron una Libertad y la otra Independencia; y los hijos uno Juárez y el otros Morelos. Morelos García (hijo) fue uno de los tipos más atildados heredando la notaría de su papá y fue como quedó como maestro venerable de esta logia.
Había una tercera que era de la corriente Yorkina de don José Garduño quien también era notario, el número tres, era abogado y estaba frente a la iglesia de Santa María de Guadalupe (otro era San Juan de Dios), una casa de tres pisos tipo provenzal. Era curioso, pero había paz, las señoras que eran un poco pacatas, religiosas, decían no se acerquen por ahí porque están esos masones, o sea estaban deforestados los masones eran hombres malos no era de justicia y acusaban una gran ignorancia de la gente.
Para los cincuenta, de acuerdo con el censo más o menos Toluca tenía 39 mil habitantes. Para 1960, tenía 60 mil, época en la que se empezó a establecer en la ciudad la industria. Al norte de la carretera México-Toluca eran propiedades de particulares, ranchos, ex haciendas y granjas, al sur eran casi todos ejidos por ello crecieron en forma tan diferente. El sistema industrial se fue hacia el norte por eso se puso todo por los ranchos que estaban ahí cerca, al sur no por la cuestión ejidal. Después ya hubo intervención federal, don Adolfo Ruiz Cortines dio salida expropiando ejidos y compensados en otra forma y así fue como se dio el patrimonio de la Universidad expropiando terrenos en Santa María Tlalmimilolpan, San Juan Tilapa, después tuvo el estallido final demográfico con el terremoto de 1985.
Toluca en relación a las construcciones valiosas desde un principio, en la etapa prehispánica fue una zona de transición. Dentro de los pueblos purépechas, los tarascos mal llamados y los pueblos aztecas que estaban en pleno apogeo de expansión política entonces era una especie de jamón de sándwich. Hacia el occidente estaban los purépechas que eran poderosos, nunca pudieron someter a los aztecas y al oriente estaban los aztecas que eran intocables e inconquistables. Entonces a veces estábamos de un lado y luego del otro. Eso explica algunos movimientos de población interesantes. Cuando México con Tacuba y Texcoco destruyen el cacicazgo de los tepanecas en Azcapotzalco se vienen aquí los que quedaron, les dan los matlazincas de Toluca un lugar, un solar que actualmente es el pueblo de Atzcapotzaltongo, Santa Cruz. Cuando los aztecas diezmaron y acabaron con los matlazincas, los pocos que quedaron se fueron al occidente, se establecieron en los lagos michoacanos, allá también les dieron un lugar, Charo a las orillas del lago de Cuitzeo, ahí es donde se habla hasta la fecha el matlatzinca, aquí se perdió.
Referente a la transformación del ICLA a UAEM (UAEMéx) en 1956 gracias a la intervención del licenciado Adolfo López Mateos, quien era, en aquel entonces Secretario del Trabajo y de la Prevención Social, se elevó el Instituto Científico y Literario Autónomo a categoría de Universidad Autónoma del Estado de México, en aquel entonces el Secretario de Educación José Ángel Ceniceros y el rector de la Universidad Autónoma de México el doctor Nabor carrillo se hicieron la transformación con la idea de que sirviera para aliviar el crecimiento de la Nacional que estaba explotando en una forma terrible, así se creó con seis dependencias: La escuela Preparatoria, La Escuela de Pedagogía Superior, después la Escuela de Enfermería y las facultades de: Jurisprudencia, Medicina, Comercio y Administración e Ingeniería; así nació el 21 de marzo de 1956. Vino a inaugurarla a nombre del licenciado Ruiz Cortines, el Secretario de Economía Nacional Gilberto Loyo, vino acompañado del licenciado López Mateos, él no era el oficial de la inauguración venía de acompañante. Así se convirtió en un centro de cultura no estatal, sino regional, debido a que se concentró mucha gente de Guerrero, Michoacán y Querétaro.
Recuerda don José Yurrieta que a partir de 1937, cuando llega al poder don Wenceslao Labra, llega la moda de los Centros Escolares, él fue el que hizo el centro escolar Lázaro Cárdenas del Rio, lo sustituye después Alfredo Zarate Albarrán quien no pudo realizar nada por la brevedad y accidental administración, le continuó don Isidro Fabela Alfaro quien hizo el Centro Escolar Justo Sierra, después en la etapa de Alfredo del Mazo Vélez se hizo la Miguel Alemán, en la del ingeniero Salvador Sánchez Colín se realizó la José Vicente Villada y en la del doctor Gustavo Baz se hizo la jardín de niños Agustín González Arguelles, con el licenciado Fernández Albarrán se construyó la Escuela Normal Superior, y con el profesor Hank González la primarios Gustavo Díaz Ordaz, la Secundaria número 5. En la época del doctor Jiménez Cantú se dijo que ya no se necesitaban más escuelas en Toluca, que había que llevarlas a otros lugares a otros municipios, fue en el periodo 1975-1981; desde entonces ya no se ha realizado nada; después Alfredo del Mazo, Alfredo Baranda tampoco; Mario Ramón Beteta Monsalve tampoco pudo, Ignacio Pichardo Pagaza, Emilio Chuayffet Chemor, Cesar Camacho Quirós tampoco pudieron, pero si en otras partes del Estado.