En el pasado reciente se suscitó un debate en la agenda pública de México, fue en tema de referencia en los medios de comunicación, de comentarios y reflexiones con distintos matices y perspectivas. La libertad es un privilegio que la ley nos otorga, esa no se negocia, no se discute ni se debate, esa se confiere y es en esa misma libertad donde decidimos como llevarla a la práctica con la responsabilidad que la misma implica. Prohibido prohibir como refiere el dicho.
Una vez que privilegiamos ese derecho, creo que habría que adentrarnos en el propósito fundamental de esta ley, en el espíritu que se supone debemos buscar, porque más allá de restringir el consumo del tabaco en México, debemos prevenir y reinterpretar que el problema no es la venta ni el consumo de esta sustancia sino la educación y prestancia que conlleva la libertad sin libertinaje.
Existe una frase que con mucha frecuencia repito y se le apropia a Napoleón Bonaparte, uno de los hombres más significativos de la historia: él se preguntaba ¿cuál es la edad más importante para educar a un niño? Y la respuesta, decía: 20 años antes de que nazca”. Lo cual es absolutamente cierto, porque no se trata de prohibir o restringir sino de educar y que en este camino uno distinga lo que a su juicio conviene y lo que no, es en la prevención donde se origina la respuesta, porque los valores y el civismo se deben dar desde la libertad y no desde la prohibición o el sometimiento.
El consumo de esta sustancia es un fenómeno que no se terminará de un momento a otro, es una industria poderosa y que incluso me atrevería a decir que forma parte de la cultura popular mexicana debido a célebres comerciales que se popularizaron a finales del siglo pasado y que contribuyeron de forma significativa a convertirse en lo que hoy en día es. La persona se convierte en fumador por el ejemplo y lo refuerza por las facilidades que encuentra para conseguir esta sustancia.
Convendría mirar hacia otro lado y comenzar a erradicar estos fenómenos desde su origen y no desde sus causas. Habría que pensar en el proceso y no en la inmediatez como lo está haciendo Finlandia, un país que, en definitiva, está pensando en el futuro con la finalidad de que las nuevas generaciones crezcan en un entorno libre de humo a partir del año 2030. Creo que en la libertad es en donde se puede configurar lo pertinente, es en este espacio donde cada cual elige ser y desarrollarse como así le convenga. Como decía Kennedy: “no podemos afrontar un poderoso desafío si estamos distanciados y divididos. Permitámonos analizar qué problemas nos unen, en lugar de detenernos en los problemas que nos dividen. Nada de esto estará terminado en los primeros cien días. Tampoco en los primeros mil días, ni durante toda esta administración. Pero empecemos…”.