En estas fechas decembrinas, cuando las luces titilan en cada esquina y el aroma a pino y a esperanza se entremezcla en el aire frío, resulta inevitable reflexionar sobre lo que hemos vivido y lo que anhelamos. Es un momento para detenernos, mirar hacia atrás y proyectarnos hacia el futuro con un espíritu renovado porque como decía el maestro del realismo mágico Gabriel García Márquez: "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla".
A medida que las luces de Navidad iluminan las calles y hogares, nos envuelven no solo en su brillo festivo, sino también en un manto de reflexión y esperanza. La víspera de Navidad se convierte así en un momento propicio para mirar hacia adentro, hacia nuestras aspiraciones más profundas y nuestros sueños más anhelados, reflexionando nuestra vida no solo por los desafíos, sino también por esos pequeños milagros cotidianos.
Este año, como muchos otros, ha estado plagado de desafíos y momentos difíciles. Sin embargo, las luces de Navidad nos recuerdan que incluso en la oscuridad más profunda, hay destellos de esperanza. Como dijo una vez Ana Frank, "Donde hay esperanza, hay vida. Nos llena de valor fresco y nos hace fuertes de nuevo". En esta época, más que nunca, la esperanza se convierte en nuestra brújula, guiándonos hacia un futuro más luminoso.
La víspera de Navidad es también un tiempo para la reflexión. Es un momento para agradecer por lo que tenemos, por las lecciones aprendidas y por las personas que han iluminado nuestros días. Como menciona un proverbio, "La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente". Al reflexionar sobre el pasado, apreciamos más profundamente el presente y abordamos el futuro con un renovado sentido de gratitud.
Mirando hacia el año que está por comenzar, nuestras aspiraciones se elevan como globos al cielo. Como canta Joaquín Sabina: “en cada día hay una vida entera”, recordándonos que cada momento es una oportunidad para reinventarnos, para encontrar esa luz de esperanza incluso en la rutina.
Las luces de Navidad no son solo adornos; son también un llamado a la acción. Nos recuerdan que cada uno de nosotros tiene el poder de llevar luz a la oscuridad, de ser una fuente de esperanza y consuelo para los demás. Como dijo Gandhi, "Sé el cambio que quieres ver en el mundo". En esta época navideña, se nos invita a actuar, a ser agentes de cambio en nuestras comunidades y en el mundo.
Las luces de Navidad son mucho más que simples decoraciones. Son símbolos de esperanza, reflexión y aspiración. En esta víspera de Navidad, mientras nos reunimos con familiares y amigos, recordemos el verdadero significado de estas luces y llevemos su mensaje de esperanza y amor al año que viene. Que las luces de esta temporada iluminen no solo nuestras casas, sino también nuestros corazones y nuestras acciones.
Concluyo esta columna desde el agradecimiento para mi muy querida amiga Diana Mancilla, quien a lo largo de este año me ha permitido colaborar en esta prestigiosa casa editorial de Digital Mex para compartir con todos ustedes reflexiones y puntos de vista que la actividad pública convoca. Esta experiencia ha sido no solo un privilegio, sino también un camino de crecimiento personal y profesional. Saber que mis palabras llegan a ustedes y, en ocasiones, resuenan en sus vidas, es el mayor estímulo para continuar escribiendo con pasión y compromiso.
Muchas gracias.
