Hoy hablaremos de un hombre íntegro, no oriundo de Toluca, pero toluco de corazón, gran forjador en la medicina de nuestra ciudad; doctor Luis Corzo León.
Aún cuando nació en Villahermosa, Tabasco, por disciplina y cumplimiento de encomienda así como la formación militar, el doctor Luis Corzo León, con especialidad en traumatología llegó a la ciudad de Toluca en el año de 1938, época en la que no había muchos médicos y el ejercicio de esta profesión era considerado de gran respeto por la sociedad.
Toma el camino de la formación militar porque a los 6 o 7 años de edad, fallecieron sus padres (Cecilio Corzo y Juanita León), quedando a cargo de una tía, don Luis, decide arribar a la ciudad de México para concluir sus estudios de preparatoria y la opción de poder subsistir ante la escasez de recursos fue de la Escuela Médico Militar, donde estudia la profesión del ramo.
En su etapa de estudiante conoce a la que fue su esposa; doña Esperanza Rodríguez hija de (Marcos Rodríguez y Petrita Martínez), quien cursaba la carrera de enfermería que tiempo después se prepara para convertirse en una de las primeras técnicas en anestesia en Toluca, además de atender las labores del hogar, cuando empezó a dar anestesias, solamente se usaba el cloroformo por goteo, era una mascarilla y se iba vertiendo esta sustancia hasta que el paciente se dormía, por lo que habría que estar pendientes de cómo respiraba.
Ambos muestran una gran vocación por la medicina, atienden a un sinfín de personas, con el tiempo cupido toca a sus corazones y contraen matrimonio y de esa unión procrearon sus tres hijos Rebeca (qepd) dentista Carlos Luis (qepd) ingeniero químico y mi tocayo y amigo Gerardo doctor en especialidad de ginecología y obstetricia.
Luis Corzo León trabaja en el Hospital Villada, lo que ahora es la Normal de Toluca (ubicada en Isidro Fabela) y combina sus actividades como médico con las de docente, que formarían parte de su trayectoria al impartir el curso que primero se llamó Patología Quirúrgica y posteriormente Técnica de Educación Quirúrgica.
Mi tocayo Gerardo, quien comparte la vida de sus padres, a través de una plática en la que muestra su gran amor y respeto por ellos, recuerda que tuvo la fortuna prácticamente durante toda su carrera de verlos trabajar, “le platican sus familiares que desde los cinco años yo me quería meter al quirófano, fue algo que siempre le llamó la atención, por eso estudió la carrera en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) y tiene la especialidad en Ginecología en el Sanatorio Español nos comenta el amigo Gerardo.
Ya de manera independiente, expone que su padre pone en marcha en las calles de Independencia un consultorio; luego tiene la oportunidad de comprar un predio en Aldama y Mina hoy Avenida Morelos y funda el Sanatorio de Lourdes que funciona de 1946 a 1976 siendo vecino de don Juan Ozuna Arce (mi abuelo paterno), de don Carlos García Gasca y de don Antonio y Refugio Vergara.
Este proyecto personal se concreta y se suma a otros hospitales particulares, para atender a la población, como el Hidalgo y el Hospitalito San José.
En aquella época, era muy frecuente que hubiera festejos en las comunidades de alrededor de Toluca y llegaba al Sanatorio mucha gente con las manos dañadas por las explosiones de los cohetes, quienes observaban y comentaban la habilidad de su padre para reconstruir las partes afectadas; desde ahí mi tocayo Gerardo se sintió orgulloso de trabajar con él y apreciar el ahínco con el que buscaba atender a los pacientes.
El doctor Corzo, siempre se mostró como una persona humanitaria, ya que al tener en el Ejército destacamentos en diversos puntos del Estado, tenía que hacer una visita obligatoria por lo menos una vez a mes recorriendo algunas localidades a caballo en travesías de 1 a 2 días, incluso había avionetas que venían del sur porque no había carreteras como hoy y traían a familiares heridos.
Doña Esperanza falleció en 1969 y don Luis Corzo León en 1977, quien hasta su fallecimiento impartió clases, nos comenta mi tocayo Gerardo, ahora padre de dos hijos; una diseñadora gráfica y un ingeniero industrial.
Incorporado al Club Rotario de Toluca, Gerardo aclara que a través de su padre y el doctor Silviano Reyes (padre de mi gran amiga Neny Reyes Salgado), fundaron una pequeña clínica de rehabilitación para los niños con polio y junto con otros socios, cuando se construye el Hospital del Niño se le entregó al Instituto de Protección a la Infancia del Estado de México todo el material y todo el equipo que el Club Rotario tenía en el Centro de Rehabilitación, siendo la obra más significativa a través de la medicina por parte del doctor.
Se puede decir que a los Corzo Rodríguez les tocó vivir un bello momento en Toluca, y a pesar de no ser oriundos de esta ciudad, se adaptaron muy bien, pues el Ejército los ubica para asignarlos a los lugares que más los necesiten, ya que una temporada estuvo en Guadalajara y otra en Irapuato; y gracias al apoyo de personas que lo rodeaban, de manera definitiva se afianzan en esta ciudad teniendo como amigos a don Jorge Ceballos, Valentín Aguilar, Kurt Visseti, Mario y Javier Maawad, Eduardo Zenil, Manuel y Ernesto Nemer, Jesús Barrera, Jesús y Refugio Mondragón, Ernesto Monroy, Silviano Reyes, Humberto Escamilla, Eduardo Arias y Carlos Scougall; casi todos ellos prominentes socios del Club Rotario de Toluca.
Actualmente Gerardo Corzo Rodríguez, conserva parte de lo que fue el Sanatorio de Lourdes, en la calle de Aldama, en el centro de la ciudad donde da consulta y muestra una gran calidad humana, conserva el legado de su padre: atender a la gente con amplia vocación, como debe hacerlo todo médico que se valore de serlo.
Abrazo para mis amigos Gerardo Corzo Rodríguez y Carlos Corzo Vergara.